Septiembre viene de septem (siete en latín). Se llama así porque era el
séptimo mes del calendario romano hasta el año 153 a. de C., cuando el
inicio del año se trasladó de marzo a enero.
La forma tradicional en la escritura y en la pronunciación es setiembre
(sin p). La forma latinizante septiembre la introduce la Academia en
1739 con la publicación del último volumen del Diccionario de
Autoridades. Nos encontramos aquí ante un caso de influencia de la
escritura en la pronunciación. Hoy las dos grafías se consideran
correctas, aunque hay preferencia por la variante con p en la lengua
culta.
Este espacio es público y está creado con el fin de conocer más sobre el origen de las palabras, gramática y todas las cosas que enriquecen nuestro idioma.
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lunes, 2 de septiembre de 2013
jueves, 29 de agosto de 2013
Origen de la palabra "cultura"
El término cultura, que proviene del latín cultus, hace referencia al
cultivo del espíritu humano y de las facultades intelectuales del
hombre. Su definición ha ido mutando a lo largo de la historia: desde la
época del Iluminismo, la cultura ha sido asociada a la civilización y
al progreso.
En general, la cultura es una especie de tejido social que abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada. Por lo tanto, las costumbres, las prácticas, las maneras de ser, los rituales, los tipos de vestimenta y las normas de comportamiento son aspectos incluidos en la cultura.
Otra definición establece que la cultura es el conjunto de informaciones y habilidades que posee un individuo. Para la UNESCO, la cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión sobre sí mismo: a través de ella, el hombre discierne valores y busca nuevas significaciones.
Según el enfoque analítico que se siga, la cultura puede ser clasificada y definida de diversas maneras. Por ejemplo, hay estudiosos que han dividido a la cultura en tópica (incluye una lista de categorías), histórica (la cultura como herencia social), mental (complejo de ideas y hábitos), estructural (símbolos pautados e interrelacionados) y simbólica (significados asignados en forma arbitraria que son compartidos por una sociedad).
La cultura también puede diferenciarse según su grado de desarrollo: primitiva (aquellas culturas con escaso desarrollo técnico y que no tienden a la innovación), civilizada (se actualiza mediante la producción de nuevos elementos), pre-alfabeta (no ha incorporado la escritura) y alfabeta (utiliza tanto el lengua escrito como el oral).
En general, la cultura es una especie de tejido social que abarca las distintas formas y expresiones de una sociedad determinada. Por lo tanto, las costumbres, las prácticas, las maneras de ser, los rituales, los tipos de vestimenta y las normas de comportamiento son aspectos incluidos en la cultura.
Otra definición establece que la cultura es el conjunto de informaciones y habilidades que posee un individuo. Para la UNESCO, la cultura permite al ser humano la capacidad de reflexión sobre sí mismo: a través de ella, el hombre discierne valores y busca nuevas significaciones.
Según el enfoque analítico que se siga, la cultura puede ser clasificada y definida de diversas maneras. Por ejemplo, hay estudiosos que han dividido a la cultura en tópica (incluye una lista de categorías), histórica (la cultura como herencia social), mental (complejo de ideas y hábitos), estructural (símbolos pautados e interrelacionados) y simbólica (significados asignados en forma arbitraria que son compartidos por una sociedad).
La cultura también puede diferenciarse según su grado de desarrollo: primitiva (aquellas culturas con escaso desarrollo técnico y que no tienden a la innovación), civilizada (se actualiza mediante la producción de nuevos elementos), pre-alfabeta (no ha incorporado la escritura) y alfabeta (utiliza tanto el lengua escrito como el oral).
martes, 27 de agosto de 2013
Origen de la palabra "penacho"
Algunas aves exhiben en la parte superior de la cabeza un vistoso conjunto de
plumas, que en español se conoce como penacho. Por
extensión, se ha dado este nombre también a las plumas que
sobresalen del tocado de las mujeres o de los caballos engalanados para
solemnidades. También se llama penacho el arreglo de plumas que
llevan en la cabeza los indígenas americanos, que los mexicas
denominaban quetzalapanecáyotl.
La palabra llegó al español a mediados del siglo XVI, procedente del italiano pennacchio, que proviene, a su vez, del latín penna 'pluma'. En sentido figurado, se usa también para referirse a 'quien tiene comportamiento altanero o soberbio'. Un derivado es penachudo 'que tiene o lleva penacho'.
La palabra llegó al español a mediados del siglo XVI, procedente del italiano pennacchio, que proviene, a su vez, del latín penna 'pluma'. En sentido figurado, se usa también para referirse a 'quien tiene comportamiento altanero o soberbio'. Un derivado es penachudo 'que tiene o lleva penacho'.
Origen de la palabra "vudú"
La palabra proviene del vocablo africano de Dahomey vodun, que significa
'espíritu'.
Se trata de una creencia religiosa que es mayoritaria en Haití, pero que también se practica en Cuba, en Trinidad, en Brasil y en algunos lugares del sudeste de Estados Unidos, sobre todo en Louisiana. El vudú es una creencia sincrética que combina elementos del catolicismo y de religiones tribales de áfrica. En el vudú se venera a un gran número de espíritus, llamados Ioa, que se pueden identificar con dioses africanos, con sus antepasados deificados o incluso con los santos católicos.
Los sacerdotes de esta religión, llamados houngan, y las sacerdotisas mambo actúan en la comunidad como consejeros, curanderos y protectores contra toda suerte de maleficios
Como este culto es poco conocido, su nombre suele evocar supuestos ritos diabólicos tribales en los que hechiceros clavaría agujas en muñecos para lograr que alguna víctima, tal vez a muchos kilómetros de distancia, sufriera dolores horribles, ataques cardíacos o enfermedades incurables. El vudú se asocia con frecuencia a Haití, dado que los sanguinarios dictadores François y Jean-Claude Duvalier solían practicar estos rituales para amedrentar a sus víctimas.
Se trata de una creencia religiosa que es mayoritaria en Haití, pero que también se practica en Cuba, en Trinidad, en Brasil y en algunos lugares del sudeste de Estados Unidos, sobre todo en Louisiana. El vudú es una creencia sincrética que combina elementos del catolicismo y de religiones tribales de áfrica. En el vudú se venera a un gran número de espíritus, llamados Ioa, que se pueden identificar con dioses africanos, con sus antepasados deificados o incluso con los santos católicos.
Los sacerdotes de esta religión, llamados houngan, y las sacerdotisas mambo actúan en la comunidad como consejeros, curanderos y protectores contra toda suerte de maleficios
Como este culto es poco conocido, su nombre suele evocar supuestos ritos diabólicos tribales en los que hechiceros clavaría agujas en muñecos para lograr que alguna víctima, tal vez a muchos kilómetros de distancia, sufriera dolores horribles, ataques cardíacos o enfermedades incurables. El vudú se asocia con frecuencia a Haití, dado que los sanguinarios dictadores François y Jean-Claude Duvalier solían practicar estos rituales para amedrentar a sus víctimas.
Origen de la palabra "victoria"
Fue en la guerra donde los hombres conocieron, desde los albores de su
existencia, la satisfacción de la victoria y la pesadumbre y el dolor de
la derrota.
En tiempos recientes, las guerras se han tornado más mortíferas de lo que jamás se podría haber soñado en las peores pesadillas de otros tiempos, pero el hombre también halló –en los deportes, por ejemplo– formas más civilizadas de experimentar los sentimientos que acompañan victorias y derrotas. En realidad, las justas deportivas habían sido cultivadas por los griegos con sus Juegos Olímpicos, pero en el año 394 de nuestra era fueron suspendidos por el emperador católico romano Teodosio el Grande, que cuestionaba su carácter pagano. Solo en 1896 se disputarían, en Atenas, los primeros Juegos Olímpicos modernos. El fútbol no fue, inicialmente, una práctica olímpica, pero el deporte que llegó al siglo XXI convertido en pasión de multitudes ya se jugaba en algunos países de Europa y América Latina, donde se formaron los primeros clubes.
El verbo latino vincere 'vencer' dio lugar al apelativo victor 'vencedor'. Victor omnium gentium 'vencedor de todos los pueblos' era una expresión utilizada por Julio César, Cicerón y Virgilio. Más tarde, Cornelio Nepo y Horacio emplearían victoria, el femenino de victor, con el significado que esta palabra tiene actualmente en español, como sinónimo de triunfo.
Victoria designaba, además, a una diosa romana y se convirtió en nombre de mujer y de una ciudad de Cantabria, en el norte de España, hoy Santoña.
En tiempos recientes, las guerras se han tornado más mortíferas de lo que jamás se podría haber soñado en las peores pesadillas de otros tiempos, pero el hombre también halló –en los deportes, por ejemplo– formas más civilizadas de experimentar los sentimientos que acompañan victorias y derrotas. En realidad, las justas deportivas habían sido cultivadas por los griegos con sus Juegos Olímpicos, pero en el año 394 de nuestra era fueron suspendidos por el emperador católico romano Teodosio el Grande, que cuestionaba su carácter pagano. Solo en 1896 se disputarían, en Atenas, los primeros Juegos Olímpicos modernos. El fútbol no fue, inicialmente, una práctica olímpica, pero el deporte que llegó al siglo XXI convertido en pasión de multitudes ya se jugaba en algunos países de Europa y América Latina, donde se formaron los primeros clubes.
El verbo latino vincere 'vencer' dio lugar al apelativo victor 'vencedor'. Victor omnium gentium 'vencedor de todos los pueblos' era una expresión utilizada por Julio César, Cicerón y Virgilio. Más tarde, Cornelio Nepo y Horacio emplearían victoria, el femenino de victor, con el significado que esta palabra tiene actualmente en español, como sinónimo de triunfo.
Victoria designaba, además, a una diosa romana y se convirtió en nombre de mujer y de una ciudad de Cantabria, en el norte de España, hoy Santoña.
lunes, 26 de agosto de 2013
Origen de la palabra "yanqui"
Este gentilicio surgió a mediados del siglo XVIII para
designar a los habitantes de la región estadounidense de
Nueva Inglaterra, donde abundaban en esa época los colonos
holandeses. Yankee proviene de Janke, un diminutivo
del nombre neerlandés Jan.
Aunque esta etimología está suficientemente establecida, hay quien afirma que yankee deriva de Jan Kaas (Juan Queso, en holandés), al considerar que así es como denominaban los colonos ingleses a sus colegas de origen holandés, ya que la elaboración de queso era una de sus habilidades más notorias. El etimólogo británico Eric Partridge afirma que tal etimología es falsa, pero lo cierto es que el apodo se extendió muy pronto a los pobladores de los estados del norte de los Estados Unidos. En la guerra de Secesión, que se libró en el siglo XIX, los confederados del sur llamaban yankees a los habitantes de todo el norte.
Fuera de los Estados Unidos, se ha hecho común el uso de yanqui para designar a cualquier ciudadano norteamericano debido, probablemente, a la falta de un gentilicio apropiado, puesto que estadounidense podría ser aplicado perfectamente a los mexicanos, y norteamericano, tanto a estos como a los canadienses.
El primer registro que se conoce en inglés de esta palabra es en la canción Yankee Doodle, escrita por un inglés para burlarse de los colonos nativos de los Estados Unidos. En la revolución de 1776, los soldados de George Washington hicieron, de la canción de desdén, un himno patriótico.
Aunque esta etimología está suficientemente establecida, hay quien afirma que yankee deriva de Jan Kaas (Juan Queso, en holandés), al considerar que así es como denominaban los colonos ingleses a sus colegas de origen holandés, ya que la elaboración de queso era una de sus habilidades más notorias. El etimólogo británico Eric Partridge afirma que tal etimología es falsa, pero lo cierto es que el apodo se extendió muy pronto a los pobladores de los estados del norte de los Estados Unidos. En la guerra de Secesión, que se libró en el siglo XIX, los confederados del sur llamaban yankees a los habitantes de todo el norte.
Fuera de los Estados Unidos, se ha hecho común el uso de yanqui para designar a cualquier ciudadano norteamericano debido, probablemente, a la falta de un gentilicio apropiado, puesto que estadounidense podría ser aplicado perfectamente a los mexicanos, y norteamericano, tanto a estos como a los canadienses.
El primer registro que se conoce en inglés de esta palabra es en la canción Yankee Doodle, escrita por un inglés para burlarse de los colonos nativos de los Estados Unidos. En la revolución de 1776, los soldados de George Washington hicieron, de la canción de desdén, un himno patriótico.
miércoles, 19 de junio de 2013
Origen de la palabra "zalamería"
La palabra árabe salam significa 'paz' y se usa con preferencia en
saludos afectados y exagerados, como sugiere el vocablo español zalama,
que se emplea, precisamente, para referirse a ese tipo de saludos. El individuo que
es dado a zalamas, o sea, a ofrecer saludos cargados de adulonería, es
llamado zalamero.
Salam, que está también en el nombre del Islam, se usa en el saludo árabe salam alayk, a partir del cual se formó en el portugués de Brasil el vocablo salamaleque, con el mismo significado que zalama o zalamería.
Podemos ver un ejemplo del uso de zalamero en La historia de las cuevas de Salamanca (1733), de Francisco Botello de Moraes:
Salam, que está también en el nombre del Islam, se usa en el saludo árabe salam alayk, a partir del cual se formó en el portugués de Brasil el vocablo salamaleque, con el mismo significado que zalama o zalamería.
Podemos ver un ejemplo del uso de zalamero en La historia de las cuevas de Salamanca (1733), de Francisco Botello de Moraes:
Fue lucido y agradable el agasajo: y mostró Morgana más que ordinario amor a Brujilo, porque el pícaro era hermoso y zalamero. Y aun Brujilo se enamoró de ella con tal pasión que estuvo resuelto a dejarlo todo por quedar en su compañía.
Origen de la palabra "utopía"
En 1516, el humanista y político inglés Thomas More,
conocido en castellano como Tomás Moro,publicó un ensayo
político en latín titulado Libellus vere aureus nec
minus salutaris quam festivus de optimo reipublicae statu de que nova
insula Utopia, más conocido por Utopía, en el
cual criticaba el sistema político británico del rey
Enrique VIII y de todos los que regían en esa época en
Europa.
En su obra, Moro describía con ese nombre una isla ideal en la que reinaba la paz y la armonía, y todos los seres humanos se realizaban como tales. Formó el nombre de la isla mediante la palabra griega topos 'lugar', a la que antepuso el prefijo privativo griego ou-, de modo que significaba algo así como «ningún lugar» o «lugar inexistente».
En el siglo XIX, el filósofo marxista alemán Friedrich Engels (1820-1895) retomó esta palabra para designar los sistemas políticos ideados por los primeros socialistas, cuya concreción él juzgaba inviable en la práctica. Engels describió el socialismo utópico de Owen, Saint- Simon y Fourier, y lo contrapuso al socialismo científico, preconizado por Marx y por él.
Hoy usamos utopía para denotar «sueño o proyecto que resulta irrealizable en la práctica».
En su obra, Moro describía con ese nombre una isla ideal en la que reinaba la paz y la armonía, y todos los seres humanos se realizaban como tales. Formó el nombre de la isla mediante la palabra griega topos 'lugar', a la que antepuso el prefijo privativo griego ou-, de modo que significaba algo así como «ningún lugar» o «lugar inexistente».
En el siglo XIX, el filósofo marxista alemán Friedrich Engels (1820-1895) retomó esta palabra para designar los sistemas políticos ideados por los primeros socialistas, cuya concreción él juzgaba inviable en la práctica. Engels describió el socialismo utópico de Owen, Saint- Simon y Fourier, y lo contrapuso al socialismo científico, preconizado por Marx y por él.
Hoy usamos utopía para denotar «sueño o proyecto que resulta irrealizable en la práctica».
lunes, 29 de abril de 2013
Escrache
Escrache es el
nombre dado en Argentina, Uruguay y España a un tipo de manifestación
pacífica
en la que un grupo de activistas de Derechos
Humanos se dirige al domicilio o lugar de trabajo de alguien a quien
se quiere denunciar.
Se trata de una palabra en jerga para referirse a un método de protesta basado en la acción
directa, que tiene como fin que los reclamos se hagan conocidos a la
opinión pública.
La palabra nació en su uso político en 1995 en Argentina,
utilizada por la agrupación de derechos
humanos HIJOS
para denunciar a los genocidas del proceso liberados por el indulto
concedido por Carlos Menem.
En Perú, con una connotación más simbólica, su versión se llamó roche
y sus activistas firmaban como "El roche".
En España,
desde marzo del 2013, este término está siendo empleado —repentina y
masivamente— por parte de los medios de comunicación, para referirse a las
protestas pacíficas de acción
directa de la Plataforma de Afectados por la
Hipoteca contra algunos de los abusos de los bancos: los abusos en
el ámbito de las concesiones hipotecaria.
martes, 23 de abril de 2013
Origen de la palabra "jardín"
Aunque no procede del latín, esta palabra ya estaba incluida en el Diccionario latino español, de Antonio de Nebrija, con el significado de 'huerta'. Jardín llegó al español en el siglo XV, como calco del francés jardin, diminutivo del francés antiguo jart 'huerto' y este, del franco gart 'cercado', 'espacio limitado por una cerca'.
El vocablo alemán garten también se derivó directamente del franco, que era una lengua germánica, sin pasar por el francés, que, no obstante, dio origen no solo a nuestro jardín, sino también al italiano giardino.
El descubridor Cristóbal Colón al tropezar en uno de sus viajes con un pequeño grupo de islas las bautizó «jardín de la reina», como cuenta en este pasaje de sus memorias:
El vocablo alemán garten también se derivó directamente del franco, que era una lengua germánica, sin pasar por el francés, que, no obstante, dio origen no solo a nuestro jardín, sino también al italiano giardino.
El descubridor Cristóbal Colón al tropezar en uno de sus viajes con un pequeño grupo de islas las bautizó «jardín de la reina», como cuenta en este pasaje de sus memorias:
Determiné de seguir adelante y navegué ansí entre estas canales entre estas islas, las cuales heran más ásperas que en el jardín de la Reina, y ansí llenas de árboles verdes y hermosos, y de aves.
Origen de la palabra "pomada"
Definida por el Diccionario como «mixtura de una sustancia grasa y otros
ingredientes, que se emplea como cosmético o medicamento», pomada se
deriva del latín poma, plural neutro de pomum 'fruta de carozo'.
Los romanos llamaban así a las frutas de mayor tamaño, pero no a las más pequeñas —las uvas, por ejemplo—, como demuestra la frase de Ovidio: nec pomo feta nec uvis (que no dé frutas ni uvas).
En las lenguas romances, pomum y sus derivados se especializaron para denominar a la manzana, como ocurrió con el vocablo castellano poma, el francés pomme o el italiano pomello. La papa o patata se llama pomme de terre en francés y pomo de terra (manzana de tierra) en italiano. En esta última lengua, el tomate se llama pomodoro o, coloquialmente, pomidoro (manzana de oro).
Relata Fernando A. Navarro que en la Italia renacentista se preparaba un cosmético con aroma de manzana, llamado pomata, muy apreciado por los franceses, quienes adaptaron su nombre como pommade y así lo difundieron al resto del mundo. Con el paso de los años, el nombre del antiguo cosmético del Renacimiento se fue extendiendo a todo tipo de ungüentos, principalmente medicinales
Los romanos llamaban así a las frutas de mayor tamaño, pero no a las más pequeñas —las uvas, por ejemplo—, como demuestra la frase de Ovidio: nec pomo feta nec uvis (que no dé frutas ni uvas).
En las lenguas romances, pomum y sus derivados se especializaron para denominar a la manzana, como ocurrió con el vocablo castellano poma, el francés pomme o el italiano pomello. La papa o patata se llama pomme de terre en francés y pomo de terra (manzana de tierra) en italiano. En esta última lengua, el tomate se llama pomodoro o, coloquialmente, pomidoro (manzana de oro).
Relata Fernando A. Navarro que en la Italia renacentista se preparaba un cosmético con aroma de manzana, llamado pomata, muy apreciado por los franceses, quienes adaptaron su nombre como pommade y así lo difundieron al resto del mundo. Con el paso de los años, el nombre del antiguo cosmético del Renacimiento se fue extendiendo a todo tipo de ungüentos, principalmente medicinales
jueves, 11 de abril de 2013
Origen de las palabras "traqueotomía y traqueostomía"
Se trata de términos médicos que designan dos
procedimientos quirúrgicos diferentes. El primero se emplea
para denotar una incisión quirúrgica de la pared de
la tráquea, ya sea para extraer un cuerpo extraño,
para intervenir en el interior de la tráquea o para crear una
traqueostomía. Al final de esta intervención, el
cirujano procede a cerrar el orificio, a menos que el
propósito de la intervenció sea crear una
traqueostomía.
Traqueostomía refiere a una operación quirúrgica consistente en la apertura permanente de la tráquea mediante la incisión de su pared anterior, seguida de la colocación de una cánula o tubo en su interior a fin de garantizar la ventilación pulmonar, según explica el Diccionario de la Real Academia Nacional de Medicina de España.
Esa obra, en cuya confección participó como coordinador técnico el traductor médico salmantino Fernando A. Navarro, precisa que en la práctica médica ambos vocablos se usan de manera laxa como sinónimos, pero cabe precisar que tienen etimologías diferentes.
En efecto, el primero, que se forma mediante tráque[a] + el infijo -o- + -tomía. Su equivalente inglés, tracheotomy está atestiguado en inglés desde 1726 (tracheotomy).
El segundo se forma mediante tráque[a] + el vocablo griego -stom[a] (formación quirúrgica de un orificio) + el sufijo -ia.
El dicccionario de la Academia Española omite tal distinción, incluyendo ambos procedimientos bajo la entrada correspondiente a traqueotomía desde la «aceptación» del término, en 1843. En portugués, el diccionario brasilero de Aurélio Buarque de Holanda distingue ambas palabras.
Traqueostomía refiere a una operación quirúrgica consistente en la apertura permanente de la tráquea mediante la incisión de su pared anterior, seguida de la colocación de una cánula o tubo en su interior a fin de garantizar la ventilación pulmonar, según explica el Diccionario de la Real Academia Nacional de Medicina de España.
Esa obra, en cuya confección participó como coordinador técnico el traductor médico salmantino Fernando A. Navarro, precisa que en la práctica médica ambos vocablos se usan de manera laxa como sinónimos, pero cabe precisar que tienen etimologías diferentes.
En efecto, el primero, que se forma mediante tráque[a] + el infijo -o- + -tomía. Su equivalente inglés, tracheotomy está atestiguado en inglés desde 1726 (tracheotomy).
El segundo se forma mediante tráque[a] + el vocablo griego -stom[a] (formación quirúrgica de un orificio) + el sufijo -ia.
El dicccionario de la Academia Española omite tal distinción, incluyendo ambos procedimientos bajo la entrada correspondiente a traqueotomía desde la «aceptación» del término, en 1843. En portugués, el diccionario brasilero de Aurélio Buarque de Holanda distingue ambas palabras.
Origen de la palabra "gaceta"
Este nombre designa una publicación periódica en la que se editan
noticias de todo tipo: comerciales, administrativas, literarias o sobre
cualquier otra área.
La palabra proviene del italiano gazzetta, nombre de una moneda veneciana de escaso valor del siglo XVII, que tenía grabada la imagen de una urraca (gazza). Una gazzetta era lo que cobraban los vendedores de diarios a los transeúntes que querían dar una ojeada al periódico sin comprarlo y, posteriormente, fue el nombre de algunos periódicos dedicados a anuncios administrativos.
El vocablo llegó a nuestro idioma para designar la Gaceta de Madrid, fundada en 1660, que empezó a ser publicada oficialmente con ese nombre en 1697 y sufrió varios cambios durante la Segunda República hasta llegar al actual Boletín Oficial del Estado (BOE)). Gaceta, con variantes fonéticas y ortográficas, se encuentra también en otras lenguas. En el siglo XIX, Karl Marx y Friedrich Engels colaboraron con un periódico alemán llamado Rhein Gazette (Gaceta del Rin); hasta hace pocos años, había en Brasil un diario de finanzas llamado Gazeta Mercantil.
La palabra proviene del italiano gazzetta, nombre de una moneda veneciana de escaso valor del siglo XVII, que tenía grabada la imagen de una urraca (gazza). Una gazzetta era lo que cobraban los vendedores de diarios a los transeúntes que querían dar una ojeada al periódico sin comprarlo y, posteriormente, fue el nombre de algunos periódicos dedicados a anuncios administrativos.
El vocablo llegó a nuestro idioma para designar la Gaceta de Madrid, fundada en 1660, que empezó a ser publicada oficialmente con ese nombre en 1697 y sufrió varios cambios durante la Segunda República hasta llegar al actual Boletín Oficial del Estado (BOE)). Gaceta, con variantes fonéticas y ortográficas, se encuentra también en otras lenguas. En el siglo XIX, Karl Marx y Friedrich Engels colaboraron con un periódico alemán llamado Rhein Gazette (Gaceta del Rin); hasta hace pocos años, había en Brasil un diario de finanzas llamado Gazeta Mercantil.
Origen de la palabra "abril"
Abril es el cuarto mes del año en el calendario gregoriano y uno de los cuatro con treinta días. Proviene del nombre latino aprilis, pero existen dudas con relación a su origen. Desde muy antiguo se ha dicho que procede del latín aperire 'abrir'
porque forma parte de la estación durante la cual las flores empiezan a
abrirse en el hemisferio Norte, donde en este tiempo despunta la
primavera.
Sin embargo, como los meses romanos se referían, en general, a las divinidades, y como abril estaba consagrado a Venus, algunos han sugerido que en sus orígenes el nombre de este mes podría haber sido aphrilis, en alusión a la Venus griega, Afrodita.
Estas propuestas etimológicas no son excluyentes. El lexicólogo británico Eric Partridge dice que la palabra latina aperire deriva del sánscrito áparas, 'último', 'próximo'. El lingüista francés Emile Benveniste le atribuye origen en el etrusco apru, que a su vez la habría tomado del griego Aphro, vinculado con el nombre de Afrodita, por el hecho de que en abril, con el estallido de la primavera, es cuando los jóvenes se enamoran en el Mediterráneo. En la opinión de Partrigde, esta hipótesis sería la más verosímil.
Sin embargo, como los meses romanos se referían, en general, a las divinidades, y como abril estaba consagrado a Venus, algunos han sugerido que en sus orígenes el nombre de este mes podría haber sido aphrilis, en alusión a la Venus griega, Afrodita.
Estas propuestas etimológicas no son excluyentes. El lexicólogo británico Eric Partridge dice que la palabra latina aperire deriva del sánscrito áparas, 'último', 'próximo'. El lingüista francés Emile Benveniste le atribuye origen en el etrusco apru, que a su vez la habría tomado del griego Aphro, vinculado con el nombre de Afrodita, por el hecho de que en abril, con el estallido de la primavera, es cuando los jóvenes se enamoran en el Mediterráneo. En la opinión de Partrigde, esta hipótesis sería la más verosímil.
jueves, 6 de diciembre de 2012
Origen de la palabra "anacoluto"
El anacoluto es un quiebre en la construcción del discurso. Bastante común en la lengua oral y muy criticado por los puristas,
puede emplearse en el texto escrito con fines estilísticos.
«Yo no estoy de acuerdo contigo en eso... bueno, pero ahora vamos a divertirnos, otro día lo hablamos».En la antigua retórica el anacoluto era reconocido como una «figura», es decir, una especie de ornamento del texto oratorio. La palabra proviene del griego anakolouzos 'inconsecuente' porque el hablante se desvía de la dirección en que había iniciado su discurso.
"Paradoja"
La
definición que el DRAE nos de la palabra paradoja es, cuando
menos, bastante curiosa. Bajo el nombre paradoja
remite al masculino de ese mismo vocablo: “paradojo”. Y bajo
este, en primer lugar dice que es un adjetivo, auque
desusado, equivalente a lo que hoy se entiende generalmente
por paradójico. En una segunda acepción lo define
como “Idea extraña u opuesta a la común opinión y al sentir
de las personas” Y continúa: “|| 3. Aserción inverosímil o
absurda, que se presenta con apariencias de verdadera. ||
4. Ret. Figura de pensamiento que consiste en emplear
expresiones o frases que envuelven contradicción. Mira
al avaro, en sus riquezas, pobre”.
Otros diccionarios más actualizados hacen de paradoja una definición más realista. El Diccionario CLAVE, por ejemplo, dice: “1. Hecho extraño, absurdo u opuesto a la opinión o al sentir generales: Es una paradoja que el más avaro de tus amigos te haya hecho el regalo más caro. 2. Figura retórica consistente en unir ideas aparentemente contradictorias e irreconciliables: La frase de Santa Teresa ‘Que muero porque no muero’ contiene una paradoja (…)”. En el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, leemos: “Hecho o dicho aparentemente contrarios a la lógica. (…) b) Figura retórica que consiste en una expresión que encierra una aparente contradicción (…)”. Y el Diccionario de uso del español de América y España VOX registra: “1. Dicho o hecho que parece contrario a la lógica: perseguir la paz con la violencia es una extraña paradoja; la paradoja es que los denunciados son más honestos, legales y admirables que el pretendido mundo exterior, oficial y legalizado. 2. Figura de pensamiento que cosiste en emplear expresiones que aparentemente envuelven una contradicción: “nacer para vivir muriendo” es una paradoja (…)”.
Lo cierto es que el uso común del vocablo paradoja, para referirse a un hecho que es por definición contradictorio, como los que abundan en la actividad cotidiana, sobre todo en el mundo de la política, no es sino la popularización, fuera del ámbito de la Retórica, y en general de la literatura, de lo que los diccionarios definen como una figura retórica, casi idéntica a lo que también se conoce como oxímoron.
En Venezuela tenemos una expresión popular que define muy bien lo que es la paradoja. Cuando queremos referirnos a alguien que acusa a otros de sus propios defectos, exclamamos: “¡Cachicamo diciéndole a morrocoy conchudo!”.
Paradoja viene del vocablo latino paradoxus, y este del griego paradoxos.
Otros diccionarios más actualizados hacen de paradoja una definición más realista. El Diccionario CLAVE, por ejemplo, dice: “1. Hecho extraño, absurdo u opuesto a la opinión o al sentir generales: Es una paradoja que el más avaro de tus amigos te haya hecho el regalo más caro. 2. Figura retórica consistente en unir ideas aparentemente contradictorias e irreconciliables: La frase de Santa Teresa ‘Que muero porque no muero’ contiene una paradoja (…)”. En el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, Olimpia Andrés y Gabino Ramos, leemos: “Hecho o dicho aparentemente contrarios a la lógica. (…) b) Figura retórica que consiste en una expresión que encierra una aparente contradicción (…)”. Y el Diccionario de uso del español de América y España VOX registra: “1. Dicho o hecho que parece contrario a la lógica: perseguir la paz con la violencia es una extraña paradoja; la paradoja es que los denunciados son más honestos, legales y admirables que el pretendido mundo exterior, oficial y legalizado. 2. Figura de pensamiento que cosiste en emplear expresiones que aparentemente envuelven una contradicción: “nacer para vivir muriendo” es una paradoja (…)”.
Lo cierto es que el uso común del vocablo paradoja, para referirse a un hecho que es por definición contradictorio, como los que abundan en la actividad cotidiana, sobre todo en el mundo de la política, no es sino la popularización, fuera del ámbito de la Retórica, y en general de la literatura, de lo que los diccionarios definen como una figura retórica, casi idéntica a lo que también se conoce como oxímoron.
En Venezuela tenemos una expresión popular que define muy bien lo que es la paradoja. Cuando queremos referirnos a alguien que acusa a otros de sus propios defectos, exclamamos: “¡Cachicamo diciéndole a morrocoy conchudo!”.
Paradoja viene del vocablo latino paradoxus, y este del griego paradoxos.
Origen de la palabra "solidaridad"
Solidaridad nos viene del francés solidarité, pasando por el latín solidus, voz técnica de la
geometría que se refería, como hoy, a los cuerpos de tres dimensiones. La palabra tiene derivados como el verbo
solidare, 'hacer sólida una cosa', 'consolidar'.
En el francés judicial del siglo XV, solidaire 'solidario'refería a una situación en la que cada uno respondiera
por todos.
En el siglo XVIII, Diderot usó la palabra por primera vez con su acepción actual de 'adherido a una causa'.
'Solidario' se aplica también a objetos cuyo movimiento depende recíprocamente de otro, como las piezas de un engranaje.
El latín solidus dio lugar a otras palabras de nuestra lengua, como 'sueldo' y 'soldado'. Provenía de la raíz
indoeuropea sol-, que también está en el origen de 'salud', y 'salvar'. Pero esas son otras historias...
Origen de la palabra "ladrón"
Los mercenarios que formaban parte de la escolta de los emperadores de Roma se llamaban latro, latronis, y el verbo latrocinare significaba "servir en el ejército".
Con la descomposición del Imperio romano, la paga de los latronis empezó a demorarse hasta que terminó por no llegar más, con lo que, por tratarse de asalariados que tenían el derecho de portar armas, se convirtieron en ladrones y salteadores, dando lugar al significado actual de ladrón y latrocinio.
Con la descomposición del Imperio romano, la paga de los latronis empezó a demorarse hasta que terminó por no llegar más, con lo que, por tratarse de asalariados que tenían el derecho de portar armas, se convirtieron en ladrones y salteadores, dando lugar al significado actual de ladrón y latrocinio.
"Lambucio"
Hoy un poco olvidado. Pero
sí está en el DRAE, 22ª edición (2001), si bien su
definición es muy deficiente. Dice, en efecto, marcado como
venezolanismo: “Dicho de una persona: Que acostumbra comer
entre comidas. || 2. Tacaño o avaro en las cosas pequeñas o
en pequeña cantidad”. Aparte de lo impreciso de la 2ª
acepción, toda la definición es muy pobre, y no refleja la
gran riqueza semántica con que este adjetivo es usado en
nuestro país.
Mucho más preciso es el Diccionario de venezolanismos (Tejera et al): “1. Se dice de quien acostumbra comer entre comidas, registrando en busca de sobras de la comida anterior. Goloso. 2. Tacaño o avaro en las cosas pequeñas o en las pequeñas cantidades. 3. Pobre, maltrecho. 4. fig. Canalla, pobre de espíritu. 5. fig. Zul. Entrometido. 6. fig. Zul. Se aplica a la persona que pretende sacar provecho material, aunque sea escaso, de todas las situaciones. Logrero”.
Aún más completo es el Diccionario del habla actual de Venezuela (F. J. Pérez y R. Núñez): 1. Persona de escasos recursos económicos y generalmente de poca cultura. 2. Persona que actúa servilmente o halaga a alguien con el fin de conseguir algún beneficio. 3. Persona o cosa que no se considera importante. 4. Persona que continua e insistentemente pide, busca y aprovecha todos los beneficios, especialmente materiales, que pueda obtener de quienes se encuentren cerca. 5. Persona o animal que come o lame los restos de alimentos dejados por otros. 6. Persona que come con avidez. 7. Andes. Persona que come excesivamente”. Todas estas acepciones llevan la marca de coloquial y despectivo, y, en general, puede decirse que en Venezuela el “lambucio” es un ser despreciable.
A juzgar por estas definiciones, es inexplicable que “lambucio” se use poco, puesto que hoy como nunca abundan los hombres y mujeres a los que caben exactamente todos estos calificativos. Es, pues, otra de las viejas palabras que debemos reivindicar y desempolvar.
“Lambucio” viene de “lamber”, que es una forma popular e inculta de pronunciar el verbo “lamer”, definido como “Pasar la lengua por la superficie de algo” (DRAE).
Mucho más preciso es el Diccionario de venezolanismos (Tejera et al): “1. Se dice de quien acostumbra comer entre comidas, registrando en busca de sobras de la comida anterior. Goloso. 2. Tacaño o avaro en las cosas pequeñas o en las pequeñas cantidades. 3. Pobre, maltrecho. 4. fig. Canalla, pobre de espíritu. 5. fig. Zul. Entrometido. 6. fig. Zul. Se aplica a la persona que pretende sacar provecho material, aunque sea escaso, de todas las situaciones. Logrero”.
Aún más completo es el Diccionario del habla actual de Venezuela (F. J. Pérez y R. Núñez): 1. Persona de escasos recursos económicos y generalmente de poca cultura. 2. Persona que actúa servilmente o halaga a alguien con el fin de conseguir algún beneficio. 3. Persona o cosa que no se considera importante. 4. Persona que continua e insistentemente pide, busca y aprovecha todos los beneficios, especialmente materiales, que pueda obtener de quienes se encuentren cerca. 5. Persona o animal que come o lame los restos de alimentos dejados por otros. 6. Persona que come con avidez. 7. Andes. Persona que come excesivamente”. Todas estas acepciones llevan la marca de coloquial y despectivo, y, en general, puede decirse que en Venezuela el “lambucio” es un ser despreciable.
A juzgar por estas definiciones, es inexplicable que “lambucio” se use poco, puesto que hoy como nunca abundan los hombres y mujeres a los que caben exactamente todos estos calificativos. Es, pues, otra de las viejas palabras que debemos reivindicar y desempolvar.
“Lambucio” viene de “lamber”, que es una forma popular e inculta de pronunciar el verbo “lamer”, definido como “Pasar la lengua por la superficie de algo” (DRAE).
"Secuestradores" no son "captores"
Una
de las características de la redacción periodística es la búsqueda de
sinónimos para evitar la repetición de una misma palabra varias veces
seguidas en una noticia, y esa búsqueda propicia que algunas veces se
caiga en el error de usar como sinónimas palabras que no lo son.
La
Fundéu BBVA ha detectado que en algunos medios de comunicación, al
informar sobre la situación de los tres miembros de una ONG española
secuestrados en el Sáhara, se utiliza la palabra captores como sustituta de secuestradores o raptores, y si bien estas dos últimas sí tienen el mismo significado, eso no ocurre con captores.
Los verbos secuestrar y raptar
significan lo mismo en español: 'retener indebidamente a una persona
para exigir dinero por su rescate, o para otros fines'. Mientras que capturar es 'aprehender, apoderarse de cualquier persona, animal o cosa que ofrezca resistencia'.
Vistas esas definiciones, la Fundéu BBVA explica que serán la policía o el ejército los que capturen a los secuestradores, pero estos últimos no capturaron, sino que secuestraron o raptaron a los cooperantes españoles.
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