El
adjetivo “perverso”
es uno de los vocablos más fuertes de que
disponemos en nuestro idioma para denigrar de una persona.
Su carga ofensiva, injuriosa y difamatoria es enorme, y por
eso no debe hacerse uso de ella alegre e
indiscriminadamente. Cuando tildamos a alguien de
“perverso”, la calificación debe estar muy bien
fundamentada. De lo contrario, atribuir tal condición a
quien en realidad no la tenga puede ser contraproducente, y
convertirse así en una perversidad de quien de tal modo
actúa.
El DRAE define el adjetivo “perverso” como ”Sumamente malo, que causa daño intencionadamente. || 2. Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas”. Esta definición no refleja fielmente la fuerza semántica con que el vocablo “perverso” suele aplicarse, para calificar a las personas que actúan de una manera realmente vil, causando a otros un daño de gran intensidad. No se trata de atribuirle a alguien una maldad pura y simple; tiene que ser una maldad de grueso calibre. Otros diccionarios son en este sentido más precisos. El Diccionario de uso del español de América y España VOX, por ejemplo, dice: “perverso, -sa: (persona) que obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello: esta rubia venezolana es la perversa protagonista de la nueva telenovela. 2. Que implica o denota perversidad: perversas costumbres; la venganza es una acción perversa; tanto Buñuel como Saura establecen una relación perversa entre la frustración sexual y el deseo”.
Aunque los diccionarios no lo advierten, frecuentemente se aplica también el calificativo “perverso”, no sólo a las personas, sino también a determinadas cosas: “Esta es una ley perversa”; “Esa empresa es una entidad perversa”; “El tribunal actuó de una manera perversa”.
El adjetivo “perverso” forma parte de una amplia familia de palabras, entre las cuales figuran los sustantivos “perversidad” y “perversión”; los adjetivos “pervertido” y “pervertidor”; el verbo “pervertir”. Todas ellas derivan directa o indirectamente del verbo “verter”. “Perverso”, concretamente, conocida ya desde el siglo XV, deriva del adjetivo latino “perversus”, que tiene el mismo significado.
El DRAE define el adjetivo “perverso” como ”Sumamente malo, que causa daño intencionadamente. || 2. Que corrompe las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas”. Esta definición no refleja fielmente la fuerza semántica con que el vocablo “perverso” suele aplicarse, para calificar a las personas que actúan de una manera realmente vil, causando a otros un daño de gran intensidad. No se trata de atribuirle a alguien una maldad pura y simple; tiene que ser una maldad de grueso calibre. Otros diccionarios son en este sentido más precisos. El Diccionario de uso del español de América y España VOX, por ejemplo, dice: “perverso, -sa: (persona) que obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello: esta rubia venezolana es la perversa protagonista de la nueva telenovela. 2. Que implica o denota perversidad: perversas costumbres; la venganza es una acción perversa; tanto Buñuel como Saura establecen una relación perversa entre la frustración sexual y el deseo”.
Aunque los diccionarios no lo advierten, frecuentemente se aplica también el calificativo “perverso”, no sólo a las personas, sino también a determinadas cosas: “Esta es una ley perversa”; “Esa empresa es una entidad perversa”; “El tribunal actuó de una manera perversa”.
El adjetivo “perverso” forma parte de una amplia familia de palabras, entre las cuales figuran los sustantivos “perversidad” y “perversión”; los adjetivos “pervertido” y “pervertidor”; el verbo “pervertir”. Todas ellas derivan directa o indirectamente del verbo “verter”. “Perverso”, concretamente, conocida ya desde el siglo XV, deriva del adjetivo latino “perversus”, que tiene el mismo significado.
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