Se define la concordancia, en términos gramaticales, como la armonía o
correspondencia que debe existir entre determinados vocablos dentro de
la frase o la oración. Entre el sustantivo y el adjetivo, por ejemplo,
debe haber concordancia de género y de número. Es decir, cuando en
una frase u oración un adjetivo califica a un sustantivo, ambos deben
estar en el mismo género y en el mismo número.
Esta es la regla general básica de concordancia entre
sustantivo y adjetivo: si el sustantivo es masculino, también lo será el
adjetivo: “El galgo corredor”; “El cerro empinado”. Si el sustantivo
es femenino, igual deberá serlo el adjetivo: “La liebre corredora”;
“La cuesta empinada”. Si el sustantivo es singular, también lo será el
adjetivo: “Un caballo brioso”; “Una casa abandonada”. Si el
sustantivo es plural, el adjetivo deberá serlo también: “Unos caballos
briosos”; “Unas casas abandonadas”.
Hay, sin embargo, sustantivos invariables en género, es
decir, que no cambian morfológicamente para el masculino y el femenino,
sino que se aplican del mismo modo en ambos géneros, mientras sí varía
el adjetivo que los califica: “Un periodista bien preparado”, “Una
periodista bien preparada”; “Un cantante prestigioso”, “Una cantante
prestigiosa”.
Hay igualmente adjetivos invariables en género, por lo
que se aplican de la misma manera cualquiera que sea el género del
sustantivo: “Un abogado muy competente”, “Una abogada muy competente”;
“Un edificio grande”, “Una casa grande”.
Desde luego, puede darse el caso de que un sustantivo
invariable en género sea calificado por un adjetivo también invariable
en género: “periodista competente”, “joven grande”. En estos casos
para saber el género del sustantivo de que se trate hay que ponerle un
adjetivo determinativo: “una periodista competente”, “un joven
grande”.
En cuanto a la concordancia de número, ya vimos que la
regla general es que el sustantivo y el adjetivo deben ir en el mismo
número, singular o plural: “pueblo grande”, “pueblos grandes”; “bestia
cerrera”, “bestias cerreras”.
Aunque son muy pocos, hay sustantivos invariables en
número, es decir, que no cambian morfológicamente según estén en
singular o en plural: “el déficit”, “los déficit”; “el superávit”, “los
superávit”. El adjetivo que los califique irá en singular o en plural,
según corresponda: “un déficit peligroso”, “los déficit frecuentes”.
Cuando un adjetivo califica a dos o más sustantivos del
mismo género, el adjetivo va en plural y en el género de los
sustantivos: “El cuaderno y el libro amarillos que están en la mesa”;
“El saco, el chaleco y el pantalón traídos de la tintorería”.
Si en estos casos se pone el adjetivo en singular, se
entiende que califica sólo al último sustantivo de la serie, lo cual es
válido si en realidad fuese así, pero en caso contrario sería un
error.
Si el adjetivo califica al mismo tiempo a dos o más
sustantivos de distintos géneros, va en plural y en género masculino:
“La chaqueta, la camisa y el pantalón amarillos” ; “La fiesta fue todo
un éxito. La música, las bebidas y los pasapalos eran buenísimos”. En
estos casos se recomienda poner de último un sustantivo masculino.
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