martes, 27 de agosto de 2013

Concordancia

Se define la concordancia, en términos gramaticales, como la armonía o correspondencia que debe existir entre determinados vocablos dentro de la frase o la oración. Entre el sustantivo y el adjetivo, por ejemplo, debe haber concordancia de género y de número. Es decir, cuando en una frase u oración un adjetivo califica a un sustantivo, ambos deben estar en el mismo género y en el mismo número.

Esta es la regla general básica de concordancia entre sustantivo y adjetivo: si el sustantivo es masculino, también lo será el adjetivo: “El galgo corredor”; “El cerro empinado”. Si el sustantivo es femenino, igual deberá serlo el adjetivo: “La liebre corredora”; “La cuesta empinada”. Si el sustantivo es singular, también lo será el adjetivo: “Un caballo brioso”; “Una casa abandonada”. Si el sustantivo es plural, el adjetivo deberá serlo también: “Unos caballos briosos”; “Unas casas abandonadas”.


Hay, sin embargo, sustantivos invariables en género, es decir, que no cambian morfológicamente para el masculino y el femenino, sino que se aplican del mismo modo en ambos géneros, mientras sí varía el adjetivo que los califica: “Un periodista bien preparado”, “Una periodista bien preparada”; “Un cantante prestigioso”, “Una cantante prestigiosa”.


Hay igualmente adjetivos invariables en género, por lo que se aplican de la misma manera cualquiera que sea el género del sustantivo: “Un abogado muy competente”, “Una abogada muy competente”; “Un edificio grande”, “Una casa grande”.


Desde luego, puede darse el caso de que un sustantivo invariable en género sea calificado por un adjetivo también invariable en género: “periodista competente”, “joven grande”. En estos casos para saber el género del sustantivo de que se trate hay que ponerle un adjetivo determinativo: “una periodista competente”, “un joven grande”.


En cuanto a la concordancia de número, ya vimos que la regla general es que el sustantivo y el adjetivo deben ir en el mismo número, singular o plural: “pueblo grande”, “pueblos grandes”; “bestia cerrera”, “bestias cerreras”.


Aunque son muy pocos, hay sustantivos invariables en número, es decir, que no cambian morfológicamente según estén en singular o en plural: “el déficit”, “los déficit”; “el superávit”, “los superávit”. El adjetivo que los califique irá en singular o en plural, según corresponda: “un déficit peligroso”, “los déficit frecuentes”.


Cuando un adjetivo califica a dos o más sustantivos del mismo género, el adjetivo va en plural y en el género de los sustantivos: “El cuaderno y el libro amarillos que están en la mesa”; “El saco, el chaleco y el pantalón traídos de la tintorería”.


Si en estos casos se pone el adjetivo en singular, se entiende que califica sólo al último sustantivo de la serie, lo cual es válido si en realidad fuese así, pero en caso contrario sería un error.


Si el adjetivo califica al mismo tiempo a dos o más sustantivos de distintos géneros, va en plural y en género masculino: “La chaqueta, la camisa y el pantalón amarillos” ; “La fiesta fue todo un éxito. La música, las bebidas y los pasapalos eran buenísimos”. En estos casos se recomienda poner de último un sustantivo masculino.

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