lunes, 21 de mayo de 2012

"Religioso" no es sinónimo de "sacerdote"

La Fundación del Español Urgente recuerda que sacerdote no es sinónimo de religioso.

Se ha observado que en informaciones sobre el clero, muchos medios usan la palabra religioso como sinónimo o segunda referencia de sacerdote: «Por edad o por el tiempo pasado desde los hechos, incluso décadas, al menos dos religiosos se han librado de enfrentar la justicia»; «Tan solo en Bogotá la Fiscalía investiga a seis religiosos».

Solamente parte de los sacerdotes son religiosos, en el sentido de miembros de una orden o comunidad como jesuitas, paulinos o marianistas, pues los demás, con frecuencia la mayoría, son sacerdotes diocesanos, formados en los llamados seminarios conciliares y ordenados por el obispo de diócesis y que no pertenecen a ninguna orden religiosa.

El sinónimo de sacerdote es presbítero, aunque se puede aludir también a él con expresiones como miembro del clero o clérigo.

Por lo tanto, en los ejemplos citados, lo aconsejable hubiera sido escribir: «Por edad o por el tiempo pasado desde los hechos, incluso décadas, al menos dos sacerdotes se han librado de enfrentar la justicia», «Tan solo en Bogotá, la Fiscalía investiga a seis sacerdotes o miembros del clero».

"Relanzar"

Se ha observado que se emplea de forma abusiva el verbo relanzar referido a ideas o cosas que no se han lanzado previamente.

El verbo lanzar es 'arrojar', 'promover la rápida difusión', 'dar, proferir'. A su vez, en el uso del español actual (aunque ese nuevo significado no esté registrado aún en el DRAE) relanzar significa 'volver a lanzar', ya que está formado por re- y lanzar, como en: «La editorial relanza su colección de biografías», es decir, que se trata de una colección que ya se había lanzado y que tras un parón vuelve a lanzarse.

Algunos diccionarios de uso del español recogen también relanzar con el significado de 'reactivar, estimular o volver a lanzar dando nuevo impulso'; pero su uso es tan abusivo que conviene evitar relanzar en casos donde lanzar no es aplicable, como en los siguientes ejemplos: «Se llegó a un acuerdo para relanzar las negociaciones»; «Rusia y Ucrania acordaron relanzar su cooperación económica»; «Israel y España tratan de relanzar sus relaciones políticas»; «el maremoto ha servido para relanzar el proceso de paz».

En todos estos casos se aconseja que se utilicen otros verbos, como: reactivar, reanudar, reabrir, restablecer, renovar, desbloquear, fortalecer, etcétera.

Origen de la palabra "inexorable"

Esta palabra habla de cierta decisión que no va a ser modificada de manera alguna, no importa cuánto se ruegue al que la adoptó. 

La palabra proviene del latín inexorabilis, un adjetivo que se aplicaba a aquel a quien no era posible conmover mediante ruegos ni oraciones porque era absolutamente inflexible. Veamos cómo está compuesta: orabilis es en latín "aquello que es posible pedir". Si se le añade el prefijo ex-, tenemos el vocablo exorabilis, que significa "que puede ser disuadido mediante ruegos", y también "que se deja corromper o sobornar". Inexorable sería, pues, aquel que no se deja convencer, que no es exorabilis. Horacio usa inexorabilis auro para denotar "que no se deja convencer por el oro". 

Cabe añadir que orabilis proviene de orare 'rogar', 'pedir', 'solicitar', que se derivó, a su vez, de oris 'boca', presente también en oral, oración, orador, perorata y hasta en la palabra oráculo (de la pitonisa).

Origen de la palabra "Migraña"

La palabra griega kranion era el diminutivo de kranos 'casco', 'yelmo' y, más tarde, 'cráneo', que llegó al español hacia 1580 con su forma y significado actuales. 

Al dolor que afecta sólo una parte de la cabeza, jaqueca, los griegos lo llamaron hemikranea y los latinos hemicrania, mediante la aposición del prefijo hemi- 'medio', o sea, 'que abarcaba la mitad de la cabeza'. 

Finalmente, llegó al español como hemicránea, pero en el habla popular este vocablo culto no demoró en convertirse en migraña. El Diccionario de la Real Academia recoge hoy ambas formas, 'hemicránea' y 'migraña', con sendas remisiones al significado común: 'jaqueca'.

Origen de la palabra "gay"

Este vocablo inglés, de origen francés, ha sido incluido en el Diccionario de la Real Academia con el sentido de "homosexual" y, más específicamente, de "hombre homosexual", aunque en inglés este adjetivo se aplica a ambos sexos. 

Gai fue usado en francés por Christian de Troyes por lo menos desde el siglo XII, con el significado de "feliz, alegre, exultante" y, también, "divertido". El vocablo entró al inglés como gay, con el mismo significado, pero hacia el siglo XVII adquirió la connotación de "persona autoindulgente que solo busca el placer" y, hacia fines del siglo XIX, se usaba con su denotación actual en los códigos de la comunidad homosexual norteamericana. En los años sesenta, en la medida en que los homosexuales empezaron a tornarse más visibles, la palabra trascendió al vocabulario común, al principio entre comillas, y llegó al español por los años setenta. 

Curiosamente, el Diccionario de la Academia publicado en 2001 no escribe gay en bastardilla, como suele hacer con palabras extranjeras: software, web, etcétera, pero los académicos recomendaban pronunciar al modo inglés [guei]. Sin embargo, en el Diccionario panhispánico de dudas, editado cuatro años más tarde, se sugiere "adecuar su pronunciación a la grafía y decir [gai]".

jueves, 3 de mayo de 2012

Origen de la palabra "rúbrica"

Antiguamente, los documentos muy importantes llevaban un acápite escrito con una tinta de color ocre que se fabricaba a partir de la hematita o mineral de hierro. 

Años más tarde, también se hizo común adornar la firma de una persona con trazos de ese color, que en latín era llamado ruber, -bra, -brum. Del hábito de añadir esos trazos rojizos para personalizar la firma, se derivaron el verbo rubricar y el sustantivo rúbrica.

"Reiterar algo" o "reiterarse en algo", no reiterar en algo

Reiterar algo o reiterarse en algo son expresiones adecuadas para referirse a la acción de expresar o hacer algo de nuevo, pero no reiterar en algo, que es una mezcla de las dos.
En las noticias aparece en ocasiones este verbo en la forma indebida, como en los siguientes ejemplos: «El candidato reiteró en la necesidad de disminuir el precio de los combustibles» y «El ministro ha reiterado en que no se va subir el IVA».

En ambos casos, o bien hay que eliminar la preposición en, o bien hay que añadir el pronombre se, tal como se puntualiza sobre este verbo en el diccionario Clave, de modo que en los ejemplos lo adecuado hubiera sido: «El candidato reiteró la necesidad de disminuir...» o «El candidato se reiteró en la necesidad de disminuir...» y «El ministro ha reiterado que...» o «El ministro se ha reiterado en que...»,

También podría optarse, si el contexto lo permite, por emplear el verbo insistir, como «El candidato insistió en la necesidad de disminuir el precio de los combustibles».

Origen de la palabra "psicología"

El nombre de esta disciplina fue creado en el siglo XVI por el humanista alemán Philipp Melanchthon (1497-1560), tomando el radical griego psykho- 'alma', proveniente de psykhé 'soplo de vida', 'aliento', y el sufijo -logía 'ciencia', 'disciplina', 'tratado', formado a partir de logos 'palabra'. 

Melanchthon se refería a un cierto "estudio del alma", pero el sentido actual de este vocablo como "estudio del funcionamiento de la mente humana" o, para algunas escuelas, "del comportamiento humano", aparece a partir del siglo XVIII, aunque los pensadores de esa época opusieron al comienzo una enconada resistencia a la aceptación de la psicología como ciencia. 

La psicología comenzó a ser aceptada en el ámbito científico en forma más amplia a partir del segundo cuarto del siglo XIX, con el desarrollo del conductismo, principalmente en los Estados Unidos, y con los trabajos médicos sobre la histeria que se llevaron a cabo en Europa y que desembocaron en el surgimiento del psicoanálisis. 

Fueron los médicos franceses del hospital de la Salpetrière, de París, quienes crearon en 1842 el término psychiatrie, del cual se derivaron el inglés psychiatry, el alemán Psychiatrie, el italiano psichiatria y el español psiquiatría, para denominar la parte de la medicina que trata de las enfermedades mentales. La palabra se formó mediante la ya mencionada psykhé unida a iatréia 'tratamiento', derivada de iatrós 'médico'. 

La Academia Española decidió, en la edición de su diccionario de 1956, que 'psicología' y las voces afines se debería escribir sin la p etimológica inicial, que corresponde a la letra griega psi, pero tal decisión no fue seguido por autores de obras de psicología, psiquiatría y ciencias sociales, quienes mantienen la p inicial. Una preferencia abrumadora por la permanencia de la p se verifica en el propio corpus de la Academia, de donde se supone que la docta casa extrae los datos para su diccionario.

"Referirse a", no "referirse sobre"

La Fundación del Español Urgente recuerda que el verbo referirse se construye con la preposición a y no con sobre.

Es común escuchar y leer en los medios de prensa frases como las siguientes: «Así lo avanzó Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, tras referirse sobre el futuro de la máxima categoría del automovilismo»; «Al referirse sobre el nuevo plan de negocios que se tiene para la aerolínea dijo que...».

Se recuerda que referirse se construye con la preposición a, tal como se indica en el Diccionario panhispánico de dudas.

Así, en los ejemplos anteriores lo correcto hubiera sido decir «Así lo avanzó Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, tras referirse al futuro de la máxima categoría del automovilismo»; «Al referirse al nuevo plan de negocios que se tiene para la aerolínea dijo que...».

la expresión "recuperarse" favorablemente es redundante

Decir que una persona se recupera favorablemente para indicar que mejora después de una enfermedad o accidente es redundante, pues la recuperación es en sí misma positiva.
Tal vez esta expresión sea un calco de evoluciona favorablemente, que sí es correcta pues la evolución puede ser positiva o negativa.

En una frase como «La mujer que resultó herida en la Parroquia Altagracia se recupera favorablemente» bastaría con decir «La mujer que resultó herida [...] se recupera de sus heridas» o bien «La mujer que resultó herida en la Parroquia Altagracia evoluciona favorablemente».

Origen de la palabra "mucama"

En numerosos países hispanoamericanos, mucama designa a una criada del servicio domástico o, en algunos casos, a las personas encargadas de la limpieza de un hotel u hospital.
A pesar de que el Diccionario de la Academia marca este vocablo como "brasileño de origen incierto", llama la atención el hecho de que aparezca tambián en Cuba, país que, prácticamente, no ha recibido influencia lingüística de Brasil. 

Ocurre que esta palabra proviene de mukama, voz de la lengua africana quimbundo, con el significado de "esclava que es amante de su señor". Como el quimbundo se habla en Angola, de donde provenían buena parte de los esclavos llevados tanto a Brasil como a Cuba, parece evidente que mukama de haber ingresado directamente desde el Continente Negro hacia esos países y sufrido en ambos el mismo cambio de significado.

Origen de la palabra "dicha"

El vocablo dicha, proveniente del verbo decir, significa "las cosas que se dijeron", pero también "felicidad, buena suerte". 

¿Cuál es la relación del verbo decir con este último significado? Los romanos creían que la felicidad dependía de algunas palabras que los dioses o las parcas pronunciaban en el momento del nacimiento de una criatura, de tal manera que el destino quedaba trazado en la dicta 'la cosa dicha'. Esta antigua creencia romana está también en el origen de la palabra hado 'destino', que proviene de fatum, participio pasivo de fari 'hablar', 'decir'.