sábado, 29 de septiembre de 2012

Origen de la palabra "ídolo"

Los ídolos son imágenes construidas por el hombre. En cierta época y en determinadas culturas, fueron adoradas porque se las consideraba residencia de entidades sobrehumanas, generalmente de orden divino.

La adoración de ídolos se llama idolatría, una práctica que, por ser común a la mayoría de las civilizaciones, llevó a algunos antropólogos a la conclusión de que constituyó una fase de la evolución religiosa del hombre.

Ídolo
llegó a nuestra lengua procedente del latín tardío idolus y este, del griego éidolon 'imagen', que se formó a partir de eidon 'obra artesanal'. Desde que Moisés destruyó el becerro de oro hace más de tres mil años, muchas religiones han atacado la adoración de ídolos. Sin embargo, a lo largo del siglo XX, la palabra fue adquiriendo otro significado, además del de "objeto de culto". La Academia describe hoy ídolo también como "persona o cosa amada o admirada con exaltación", definición que se extiende a astros del deporte o del mundo del espectáculo, como vemos en este texto del escritor mexicano Leo Mendoza:
Fuente ha sido el mejor jugador que ha dado México, hay que creerle. Porque su padre lo llevó a verlo jugar al estadio de Vélez Sarfield y fue su ídolo los tres años que permaneció en el equipo: bueno para el regate, para el desborde y para tirar a gol.

Origen de la palabra "orgía"

ídolo Fiesta en que se come y se bebe inmoderadamente, y se cometen excesos sexuales.

Orgía llegó al español procedente del término francés orgie y este, del latín orgia y del griego órgion 'misterio o ceremonia religiosa'.

Las primeras orgías fueron las dionisíacas, fiestas religiosas griegas en homenaje a Dioniso y posteriormente, las bacanales —su equivalente latino—, fiestas en homenaje a Baco, nombre romano de Dioniso.

Al principio, las dionisíacas eran fiestas de mujeres solamente; pero a partir de cierta época, también comenzaron a participar hombres, con lo que las ceremonias religiosas se convirtieron en reuniones de sexo grupal relacionadas con el culto a la fertilidad.

Las bacanales romanas eran banquetes interminables, regados con mucho vino, que desembocaban en la práctica de sexo grupal y que, con frecuencia, terminaban en violencia y muerte. Por esa razón, fueron prohibidas por el Senado en el siglo II a. de C.