lunes, 23 de julio de 2012

Origen de la palabra "protocolo"

En la antigua Grecia, un libro estaba compuesto por hojas de papiro pegadas unas con otras para formar un rollo. La primera hoja de ese largo rollo, en la que constaban, como hoy, los datos fundamentales del libro, se llamaba en griego protokollon, palabra formada por proto- 'primero', 'inicial' y kollon, forma verbal de kollema 'pegado uno con otro', derivado de kolla 'cola'. O sea que, inicialmente, protokollon significó 'la hoja pegada en primer lugar' y así pasó al latín protocollum

En español, 'protocolo' aparece desde 1611 con el sentido de 'actas de una conferencia', 'normas de ceremonial' o 'pasos a dar en orden riguroso para obtener un fin determinado'. Este último sentido, que también existe en el inglés protocol, fue adoptado en la informática para designar el orden de las tareas de una computadora que, por ser realizados sin intervención humana, deben ser planificados con precisión rigurosa (protocolo de Internet, protocolo de correo electrónico).

viernes, 20 de julio de 2012

"Rumores: corren o circulan"

La Fundación del Español Urgente recuerda que cuando se hable de rumores no se utilice únicamente el verbo haber, ya que existen otros más adecuados como correr o circular.
Es habitual en la redacción de noticias la utilización repetida de un verbo (conocidos como «verbo comodín») para determinado significado, con la consiguiente desaparición de otros más apropiados para cada contexto.

Eso es lo que ocurre cuando se emplea el verbo haber para hablar de los rumores sobre tal o cual asunto: «Durante la jornada de ayer hubo rumores de que se suspendería el concierto»; «Hay rumores de que se firmará un acuerdo entre israelíes y palestinos».

Se recuerda que en estos casos, en lugar de haber, hay en español otros verbos más adecuados, más cercanos a la palabra rumor, como correr y circular: «Durante la jornada de ayer corrieron rumores de que se suspendería el concierto»; «Circulan rumores de que se firmará un acuerdo entre israelíes y palestinos».

"La rr en palabras compuestas"

Para mantener el sonido fuerte de la erre entre dos vocales es preciso utilizar la doble erre (rr).

La erre representa dos sonidos diferentes: el que se pronuncia en tara, orilla o herir y el que suena en rata, arroyo o erre. Para representar este último sonido, cuando la erre va entre dos vocales se escribe duplicada (rr), como en perro, que suena de forma distinta que pero.
En las palabras compuestas, cuando el primer elemento termina con una vocal y el segundo empieza con erre, es preciso duplicar la erre para mantener su sonido: anti- + reumático no da antireumático, sino antirreumático (donde se pronuncia como perro).

Sin embargo, es frecuente encontrar formas incorrectas como: contrarevolucionario (por contrarrevolucionario), georadar (por georradar), pararayos (por pararrayos), georeferenciar (por georreferenciar), autoretrato (por autorretrato) o grecoromano (por grecorromano).

Origen de la palabra "quimera"

La palabra quimera ha sufrido, a través del tiempo y del uso, una interesante evolución semántica. Inicialmente Quimera era el nombre de un animal fabuloso, con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón o de serpiente, que echaba fuego por la boca. El poeta griego Hesíodo, en su Teogonía, lo describe con tres cabezas: la principal, de león; una, de cabra, en el centro del lomo, y una de serpiente al final de la cola.

Quimera era una bestia que devastaba los campos y seducía  a las personas, que se le entregaban fascinadas. Era hija de Tifón y Equidna, hermana, esta, de las Gorgonas, por lo que Quimera venía  a ser sobrina de ellas. Era muy peligrosa y difícil de combatir, y nadie podía atacarla de frente porque la bestia lo destruía. El único que pudo con ella fue Belerofonte, hijo de Posidón o Poseidón, dios del mar, y de Niso, hija del rey de Megara. Yóbates, a quien su yerno, Preto, rey de Tirinto, le había encargado asesinar a Belerofonte por una intriga de su mujer, envió a este a matar a Quimera, creyendo que no podría hacerlo, y que mas bien ella lo mataría  a él. Pero Belerofonte se elevó montado sobre Pegaso, el caballo con alas, y cayó desde lo alto sobre Quimera y le dio muerte, en lo que podría ser el primer combate aire-tierra de la historia. Se cuenta que Belerofonte puso en la punta de su lanza un trozo de plomo, que, al derretirse por el calor del fuego que Quimera despedía de su boca, la mató.

Según Virgilio cuenta en la Eneida, la nave del héroe troyano Eneas se llamaba Quimera, y llevaba en la popa una figura de aquel fabuloso animal.

No es difícil comprender cómo la palabra quimera pasó a representar lo irrealizable, lo inalcanzable, lo fabuloso. Primero es lo que materialmente no puede ser. Pero luego pasa a significar también lo ideal, lo fantasioso, el producto de la imaginación. Del nombre Quimera se pasó a lo quimérico, lo imposible, identificable con la Utopía.

En el DRAE hay tres acepciones de la palabra quimera: ³Monstruo imaginario que, según la fábula, vomitaba llamas y tenía cabeza de león, vientre de cabra y cola de dragón. || 2. Aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo. || 3. Pendencia, riña o contienda². Los más modernos diccionarios suprimen la última acepción,  o la dan como rara, y privilegian la acepción relativa a lo ideal, lo ilusorio, remitiendo a un segundo plano el nombre de la bestia mitológica.

La palabra quimera, que inicialmente es nombre propio y luego se desdobla en nombre común, es vieja en Castellano, pero su aparición en el DRAE es algo tardía,  en la edición de 1780, aunque con la sola acepción de ³Pendencia, riña, o contienda (Š)². Es en la de 1803, ya en el siglo XIX, que aparece la definición luego consolidada como principal: ³Lo que se propone a la imaginación como posible, o verdadero no siéndolo².

La palabra Quimera deriva del vocablo latino Chimaera (animal fabuloso), que a su vez  proviene del griego khímaira, con igual significado. Corominas advierte que entra a nuestro idioma de manera indireta, a través de cimera (derivada, esta sí, directamente de la latina Chimaera), nombre de la figura de una quimera que lucía en lo alto de los yelmos de las antiguas armaduras con que se protegían  los combatientes.

"Robar" en lugar de "sustraer"

La Fundación del Español Urgente recomienda que en las informaciones sobre delitos contra la propiedad se prefiera el verbo robar en lugar de sustraer, propio de la jerga policial y de informes jurídicos.

En las informaciones sobre delitos contra la propiedad (robos, atracos, hurtos...) se tiende a usar en exceso el verbo sustraer, propio únicamente de la jerga policial y de la redacción de informes jurídicos, y ajeno al léxico empleado cotidianamente por los hablantes de español: «Los delincuentes sustrajeron un saco con 36.000 dólares»; «Los presuntos culpables están acusados de sustraer un camión cargado de mercancía».

Se aclara que no se trata de una incorrección, pues ese verbo tiene el significado que se le da en las informaciones, sino de una cuestión de estilo al redactar, y recuerda que conviene huir del estilo rebuscado y alejado del español común.

En los anteriores ejemplos hubiera sido más recomendable escribir: «Los delincuentes robaron un saco con 36.000 dólares»; «Los presuntos culpables están acusados de robar un camión cargado de mercancía».

"El gerundio"

El gerundio, es de gran importancia y versatilidad expresiva. Es, pues, necesario aprender a usarlo, y de ese modo asegurar su supervivencia.

El infinitivo, el gerundio y el participio son los llamados derivados verbales, formas del verbo que no se conjugan. Sin embargo, aunque no se conjuguen sí poseen las demás características de las otras formas del verbo: tienen sujeto y  complementos verbales, corresponden a las diversas personas gramaticales, indican determinados tiempos, etc.

El buen uso del gerundio requiere conocer ciertos detalles. En primer lugar, que generalmente se lo emplea en relación con un verbo principal, al cual complementa. En ciertos casos puede usarse en forma autónoma, sin conexión, al menos aparente, con otro verbo, pero  eso es excepcional y lo veremos más adelante.

Algo que hay que observar al usar un gerundio es que el tiempo de este está en relación con el tiempo del verbo principal. En principio, el gerundio enuncia una acción en curso, que está ocurriendo, y va bien empleado cuando indica una acción que ocurre simultáneamente con la del verbo principal: La gente iba alegre y cantando; Llegamos al teatro comenzando el concierto; El muchacho entró corriendo. Aquí hay simultaneidad de las acciones de ir, llegar y entrar, con las acciones de cantar, comenzar y correr. Lo mismo ocurre en Caminando nosotros por el parque vimos a María,  pero en este caso, aunque hay simultaneidad entre las  acciones de caminar y ver, por lo que el gerundio está bien empleado, tal simultaneidad se refiere a un momento de la acción de caminar, y no a toda ella.

También está bien empleado el gerundio cuando su acción es anterior a la del verbo principal. En las oraciones Quitándome la cadena se la entregué al asaltante, Saliendo del cine vimos un tumulto en la esquina, Sólo corriendo llegaremos a tiempo, las acciones de quitar, salir y  correr son anteriores a las de entregar, ver y llegar.

Asimismo está usado con propiedad el gerundio cuando indica una acción inmediatamente posterior a la del verbo principal: La mujer salió, dando un portazo: obviamente, la acción de dar un portazo es inmediatamente posterior a la de salir; Me asomé a la ventana, viendo cómo el ladrón corría hacia la esquina: la acción de ver es inmediatamente posterior a la de asomarme; Me desperté, oyendo gritos en la calle: la acción de oír sigue de inmediato a la de despertarme.

Está mal empleado el gerundio cuando su acción es muy posterior a la del verbo principal. En El asesino huyó, siendo detenido más tarde por la policía, la acción de siendo detenido es muy posterior a la del verbo huir, y por eso su uso es impropio. Lo mismo ocurre en no pagaron las cuotas, siendo ejecutada la hipoteca por el banco y Dormimos en una posada del camino, llegando al día siguiente a nuestro destino.

"Parapeto"

El pueblo venezolano posee una gran riqueza  expresiva. Tal cosa ocurre, en general, con los hablantes del Castellano, pero en los venezolanos ese fenómeno se da con ciertas peculiaridades. Esto puede verse, por ejemplo, en el uso que en nuestro país solemos dar a ciertas palabras, que difiere del que se les da en otros lugares. Tal el caso, entre muchos otros, del sustantivo parapeto (del italiano parapetto).

Según el DRAE parapeto es, en el lenguaje de la Arquitectura, una Pared o baranda que se pone  para evitar caídas, en los puentes, escaleras, etc..  Y en el lenguaje militar un Terraplén corto, formado  sobre el principal, hacia la parte de la campaña, que  defiende de los golpes enemigos el pecho de los soldados. En ambos casos, pues, se trata de construcciones que sirven para evitar eventuales peligros de caídas o agresiones: En lo alto de la colina había un parapeto tras del cual los visitantes miraban el paisaje sin peligro de caerse; Un parapeto construido sobre el  muro permitía a los soldados resguardarse de posibles ataques². De ahí que el verbo parapetarse, también según el DRAE, signifique Resguardarse con parapetos u otra cosa que supla  la falta de estos. 2. Precaverse de un riesgo por algún medio de defensa: Los soldados se parapetaron detrás del muro²; Los demagogos se parapetan tras de sus falsas promesas.

Tales significados del sustantivo parapeto y del verbo parapetarse se usan en Venezuela. Pero también usamos ambos vocablos con un significado diferente y peculiar. El mismo DRAE registra, con marca de venezolanismo, el verbo parapetear (no confundirlo con parapetarse, del cual, sin duda, es una variante), que,  aunque el diccionario no lo señala, es obvio que deriva de parapeto. Dice el DRAE: ³Parapetear: coloq. Ven. Dicho de un médico: Asistir a un enfermo sin llegar a  curarlo completamente. 2. coloq. Ven. Arreglar algo a medias. 3. pronominal. Ven. Ingeniárselas para cubrir con pocos recursos las necesidades, en  especial las económicas². Curiosamente, en el DRAE no aparece la forma peculiar como usamos también el sustantivo parapeto.

Efectivamente, en Venezuela decimos, por ejemplo, Voy a parapetear mi carro viejo para ver si lo vendo; Mi mamá está mejor. El médico la  parapeteó un poco, pero todavía no está del todo bien;  La vida está muy cara. Pero quince y  último nos parapeteamos como podemos.

En cuanto a parapeto, el Diccionario de venezolanismos (M. J. Tejera et al.)  registra las siguientes acepciones: ³1. Andes y Lara. Andamio o armazón improvisado. 2. Lara. Cachivache, cosa inútil o que no funciona bien. 3. fig. Zulia. Regaño, trampa, mentira.

No es raro, en efecto, oír expresiones como Chico, vende ese parapeto, que no sirve para nada, refiriéndose a un carro viejo y deteriorado; ¡No  me vengas con ese parapeto, que no te lo cree nadie, en rechazo de una mentira.

También es posible, aunque este diccionario no  lo registra, que se hable de un parapeto mental o  psicológico. ³Mi marido es muy celoso y se la pasa con un parapeto en la cabeza²; Ten cuidado con esa gente, que están preparando un parapeto contra ti. Posiblemente de  esta expresión proviene otra, que se emplea más o menos con el mismo o parecido  significado: "Andar con un escaparate al hombro".

"Reyes" y "monarcas"

Se advierte sobre el uso erróneo de la palabra monarcas referida a los reyes de un país.


Utilizar monarcas para designar a los reyes es incorrecto, pues solo el rey es el monarca. Los términos monarca y soberano ('que ejerce la autoridad suprema') equivalen siempre a rey ('jefe de Estado'); todo rey es siempre jefe de Estado y, por tanto, también es monarca y soberano; por el contrario, una reina no siempre es jefa de Estado y, por tanto, únicamente es soberana y monarca si ejerce la autoridad suprema del país.


"Imprimido / impreso"

Los vocablos imprimido e impreso, ambos son participios pasivos del verbo imprimir. El primero es regular y el segundo irregular.

En principio, ambos pueden emplearse libremente en cualquier caso. Sin embargo, en la práctica se han ido produciendo preferencias. Impreso se usa generalmente cuando se emplea como adjetivo: Un libro impreso en Argentina ; Ya la revista está impresa. También cuando se emplea como sustantivo: Están circulando unos impresos infamantes; Voy a mandar a hacer unos impresos de propaganda.

Imprimido se usa libremente en los tiempos compuestos de los verbos:  Ya hemos imprimido  la mitad de la edición; Cuando ya hayan imprimido todo le avisamos.

Sin embargo, en Hispanoamérica se da una  vacilación, y muchas veces se prefiere emplear la  forma irregular, impreso, para los tiempos  compuestos: Para mañana ya habrán impreso todo; Cuando ya habíamos impreso una buena cantidad, se detectó una errata muy grave y hubo que detener la  impresión para corregirla. Pero esto no es una  regla, sino una simple preferencia. Si en estos  casos se emplea impreso no se comete ningún error.

Al respecto el Diccionario panhispánico de dudas advierte: Aunque existe hoy una clara tendencia a preferir el uso de la forma irregular impreso, ambos participios pueden utilizarse  indistintamente en la formación de los tiempos compuestos.

"Perverso"

El adjetivo “perverso” es uno de los vocablos más fuertes  de que disponemos en nuestro idioma para denigrar de una persona. Su carga ofensiva, injuriosa y difamatoria es enorme, y por eso no debe hacerse uso de ella alegre e indiscriminadamente. Cuando tildamos a alguien de  “perverso”, la calificación debe estar muy bien fundamentada.  De lo contrario, atribuir tal condición a quien en realidad no la tenga puede ser contraproducente, y convertirse así en una perversidad de quien de tal modo actúa.

El DRAE define el adjetivo “perverso” como  ”Sumamente   malo, que causa daño intencionadamente. || 2. Que corrompe   las costumbres o el orden y estado habitual de las cosas”. Esta definición no refleja fielmente la fuerza semántica con  que el vocablo “perverso” suele aplicarse, para calificar a las  personas que actúan de una manera realmente vil, causando a otros un daño de gran intensidad. No se trata de atribuirle a  alguien una maldad pura y simple; tiene que ser una maldad de grueso calibre. Otros diccionarios son en este sentido más precisos. El Diccionario de uso del español de América y España VOX, por  ejemplo, dice: “perverso, -sa: (persona) que obra con mucha maldad y lo hace conscientemente o disfrutando de ello: esta rubia venezolana es la perversa protagonista de la nueva  telenovela. 2. Que implica o denota perversidad: perversas costumbres; la venganza es una acción perversa; tanto Buñuel como Saura establecen una relación perversa entre la frustración sexual y el deseo”.

Aunque los diccionarios no lo advierten, frecuentemente  se aplica también el calificativo “perverso”, no sólo a las personas,  sino también a determinadas cosas: “Esta es una ley  perversa”;  “Esa empresa es una entidad perversa”; “El tribunal actuó  de una manera perversa”.

El adjetivo “perverso” forma parte de una amplia familia  de palabras, entre las cuales figuran los sustantivos “perversidad” y “perversión”; los adjetivos “pervertido” y “pervertidor”; el verbo “pervertir”. Todas ellas derivan directa o indirectamente del verbo “verter”. “Perverso”, concretamente, conocida ya desde el siglo XV, deriva del adjetivo latino “perversus”, que tiene el mismo significado.

"Resort", anglicismo innecesario

La Fundación del Español Urgente recomienda que se evite el uso del anglicismo resort y se opte, dependiendo del contexto, por las expresiones españolas complejo hotelero, complejo turístico o centro vacacional.

El mes de agosto es uno de los más populares para tomar unas vacaciones y estos días abundan las noticias en las que se informa de dónde las pasarán los políticos y otras personas de interés popular: «Michelle Obama disfrutará del verano en un resort de la Costa del Sol» o «Sneijder y su novia veranearán en un exclusivo resort de lujo en Siena».

En el sector turístico, un resort es una instalación en torno a un hotel, que cuenta con una variada gama de servicios y actividades para sus clientes, como piscinas, campos de golf, discotecas y restaurantes, etc., que suelen estar ubicados en edificios diferentes dentro de un mismo recinto. En español, dicha instalación se denomina complejo hotelero, complejo turístico o centro vacacional.

Por tanto, en los ejemplos anteriores hubiera sido más adecuado decir: «Michelle Obama disfrutará del verano en un complejo turístico de la Costa del Sol» y «Sneijder y su novia veranearán en un exclusivo complejo hotelero de lujo en Siena».

Además, la Fundación del Español Urgente, que trabaja con el asesoramiento de la Real Academia Española, recuerda que las expresiones health resort y ski resort son sinónimas, respectivamente, de las formas propias del español balneario o espá y estación de esquí.

Origen de la palabra "samba"

Samba es un nombre genérico de varios bailes brasileños de origen africano, pero, debido a la fama internacional que ha adquirido el Carnaval carioca, se aplica hoy en forma casi exclusiva a ese tipo de música que las escolas carnavalescas interpretan en el Sambódromo de Río de Janeiro, creado en 1984 por iniciativa del antropólogo Darcy Ribeiro. 

No existe certeza sobre el origen de la palabra 'samba', aunque las dos hipótesis más aceptadas apuntan hacia el continente africano, ambas presentadas por el misionero sueco K. E. Laman en su Dictionnaire kikongo-français. Según una de ellas, el nombre de la música carnavalesca brasileña más famosa puede provenir de la lengua congolesa quioco, en la cual samba significa "hacer cabriolas, saltar, divertirse como un cabrito". La otra posibilidad es que provenga de la palabra del idioma kikongo sèmba, que se refiere a un baile en el cual un bailarín o una bailarina golpean con su pecho el pecho de otro u otra. 

Un resabio de esta costumbre subsistía hasta hace algunas décadas en la samba carioca, en la llamada umbigada 'ombligada', un golpe de los bailarines con pecho y vientre, que se ha ido perdiendo en las escolas de samba durante las últimas décadas del siglo pasado. 

Más recientemente, la etnolingüista brasileña Yeda Pessoa de Castro atribuyó, a samba origen en el quimbundo (ku)samba 'rezar, orar', en su trabajo Falares africanos na Bahia (2001). 

La Academia Española indica que se trata de un sustantivo femenino, mientras que en los países sudamericanos suele usarse con mayor frecuencia el masculino, probablemente por influencia del portugués de Brasil de donde tomamos el vocablo.

"Repatriar", acentuación

Se considera necesario explicar la acentuación del verbo repatriar.

En español hay sustantivos que pueden escribirse con o sin tilde y ambas formas son correctas. Lo mismo sucede con los tiempos de la conjugación de algunos verbos, y ese es el caso de repatriar, que puede conjugarse siguiendo el modelo de anunciar:

yo repatrio, tú repatrias, vos repatriás, usted repatria, él repatria, nosotros repatriamos, vosotros repatriáis, ustedes repatrian, ellos repatrian.
O bien según el modelo de enviar:

yo repatrío, tú repatrías, vos repatriás, usted repatría, él repatría, nosotros repatriamos, vosotros repatriáis, ustedes repatrían, ellos repatrían.

Puede observarse que en las formas conjugadas con nosotros, vos y vosotros la acentuación es la misma para los dos modelos de conjugación.

La Fundéu recomienda que cuando se utilice el verbo repatriar se opte por una de las dos formas de acentuación y se evite mezclarlas en una misma noticia.

"Remiso, reacio, reticente: claves para distinguirlas"

A pesar de que los significados de estas palabras son muy próximos, hay ciertos matices que las distinguen y conviene tener presentes: quien es remiso es indeciso o inactivo; quien es reacio es opuesto o contrario, y quien es reticente es callado o desconfiado.

Es posible que «remiso» y «reticente» se usen con el fin de evitar la reiteración de «reacio», y aunque en ocasiones la sustitución sea adecuada, se recomienda no hacerla sistemáticamente y sin tener en cuenta los matices señalados.

"Remasterizar", un neologismo necesario

La Fundación del Español Urgente recomienda que se recurra al verbo remasterizar para referirse al proceso técnico digital de mejora de calidad del sonido o imagen de un máster o matriz, pues considera que es este un neologismo necesario en nuestra lengua.

El verbo remasterizar, tan citado a raíz del 40º aniversario del álbum «Abbey Road», de los Beatles, alude a un proceso técnico muy concreto en el que se toma una grabación, ya sea de audio o de vídeo, y se mejora la calidad de su sonido o de su imagen empleando la tecnología digital actual.

El nombre remasterización designa el proceso por el que se crea un nuevo máster o matriz, es decir, una nueva copia de la que se obtienen los ejemplares que se comercializan. Como tantos neologismos relacionados con el léxico tecnológico, la voz remasterizar procede del inglés, en concreto de to remaster, que viene, a su vez, del sustantivo master, en español máster, tal y como ya lo recoge el Diccionario panhispánico de dudas.

Se trata de un neologismo adaptado a nuestra lengua, formado según las reglas propias del español y que tiene un significado propio que lo diferencia de otros términos cercanos: remasterizar no es reeditar (pues para reeditar una obra lo único que se precisa es haber agotado la edición anterior); no es regrabar (ya que se trata de mejorar la grabación existente de una obra, no de volver a grabarla) y no es remezclar (pues la base de la obra musical o la película no se modifica para obtener una versión diferente). Aunque la remasterización a veces coincide con una reedición y, menos a menudo, con una remezcla o un remontaje, es un proceso distinto que hay que diferenciar de los otros.

Visto lo anterior, se recomienda que remasterizar se emplee allí donde corresponda sin titubeos ni vacilaciones, pues es un término adaptado a nuestra lengua con un significado propio y una voz avalada por el uso.

Origen de la palabra "solsticio"

Se llama así al instante en que el sol alcanza el Trópico de Cáncer, situado en el hemisferio norte, o el de Capricornio, en el sur, lo que ocurre cada año alrededor del 21 de junio y del 21 de diciembre, respectivamente. El solsticio de verano (hemisferio norte, invierno en el sur) de 2012 ocurre hoy, miércoles 20 de junio a las 20:09, hora de Montevideo, Buenos Aires y Brasilia, cuando en México D.F. serán las 18:00 h y en Madrid y Barcelona, la 1:00 del jueves 21.
Los equinoccios, en cambio, se producen alrededor del 22 de septiembre y del 21 de marzo, cuando el sol se ubica sobre la línea del Ecuador, equidistante de ambos hemisferios. 

Los latinos llamaba solstitium, solstitii a esta posición del astro, palabra formada por sol y stare 'quedar estacionado en lugar', porque al llegar a los trópicos el sol se mueve más lentamente con relación a su posición del día anterior.

Origen de la palabra "toalla"

Se trata de una antigua palabra germánica, que puede haber llegado al castellano a través del portugués toalha o bien del catalán tovalla o, aun, del italiano tovaglia. En castellano antiguo se usó toaja, tobaja y tovaja

El vocablo original sería el germánico thwahljo 'baño', que aparece también en el gótico twahl 'baño' y en el escandinavo antiguo thvâl 'jabón'. 

En el lenguaje deportivo se usa la expresión tirar la toalla o arrojar la toalla para denotar la costumbre de que el cuidador de un boxeador arroje una toalla sobre los púgiles para dar por terminada la pelea cuando su pupilo está en inferioridad de condiciones. Por extensión, ambas expresiones se usan también en el lenguaje general con el sentido de darse por vencido.

Origen de la palabra "reloj"

Antigua palabra proveniente del latín horologium y esta del griego hôrologion —compuesta por hôra 'hora'+ legion 'indicar', 'anunciar'—, que se extendió a varias lenguas latinas: horloge, en francés; relógio, en portugués; orologio, en italiano; rellotge, en catalán. En la forma española hay aféresis de ho- y apofonía en ro, que cambia a re, así como apócope de los tres fonemas finales del latín. Entre los latinos se empleaba generalmente con la denotación de 'reloj de sol', pero Vitruvio y Casiodoro llamaron horologium aquatile 'reloj de agua' a la clepsidra. Corominas asegura que la palabra arribó al castellano a partir del catalán, pasando inicialmente por reloje y afirma que se llegó a la forma actual a partir del plural relojes.
 
Recordemos que en Andalucía y en muchas regiones de América es frecuente oír reló.
Al parecer, el primer reloj público con agujas, tal como los de hoy, se instaló en 1326 en Alemania, el segundo, en 1344 en Padua, el tercero, de fabricación alemana, se ubicó en París en 1370; el cuarto fue el de la catedral de Barcelona, en 1393 y el quinto, el de Sevilla, en 1396. Como vemos, las nuevas tecnologías se difundían a fines de la Edad Media algo más lentamente que hoy.

Origen de la palabra "parangón"

Los alquimistas fracasaron en la investigación en pos de una fórmula que les permitiera trasmutar en oro todos los metales. Sin embargo, su trabajo permitió que el hombre avanzara en el conocimiento de las sustancias, preparando el terreno para el advenimiento de la química, que llegaría en el Renacimiento. 

Descubrieron, por ejemplo, el secreto de la piedra de toque, utilizada hasta hoy por los joyeros. Se trata de cierta variedad de cuarzo, la lidita, que al ser frotada contra un objeto de oro queda con una ligera marca sobre la cual se aplican reactivos. De esta manera, el profesional logra saber si el objeto es realmente de oro y cuál es su grado de pureza. 

La lidita o jaspe de Egipto se usa desde muy antiguo, pero los alquimistas preferían llamarla piedra de toque o paragón, palabra tomada del italiano paragonare "someter el oro a la prueba de la piedra de toque". La voz italiana provenía del griego parakonein "aguzar", "afilar", "sacar punta", derivado de akoné "piedra de afilar", "piedra pómez". 

La voz paragón se halla registrada en nuestra lengua desde el siglo XVI, con el sentido de «comparación», pero muy pronto el uso la fue convirtiendo en parangón, aunque el Diccionario de la Real Academia reconoce aún hoy ambas formas.

Origen de la palabra "aceituna"

El aceite de oliva se obtiene por prensado en frío de las aceitunas, el fruto del olivo. El producto del primer prensado se llama aceite extra virgen, mientras que el resto, de varias calidades inferiores, se logra mediante prensados sucesivos, con el uso del calor en los últimos procesos. No se conoce con certeza quiénes fueron los inventores del procedimiento de extracción del aceite de las aceitunas, pero se sabe que los primeros cultivos se desarrollaron en la zona que hoy llamamos Medio Oriente, y hay testimonios de la existencia de olivos hace tres mil cuatrocientos años en Micena y en Palestina. Los fenicios lo comerciaron por todo el Mediterráneo, y más tarde su producción se extendió desde la Bética (parte de la actual Andalucía y de Extremadura), donde, probablemente, se impuso su nombre árabe, para llegar hasta el norte de Hispania. Con posterioridad, se idearon procedimientos para la obtención de aceites a partir de otros granos, como soja, arroz, ricino, girasol, maíz, etcétera.

Sin embargo, el aceite de oliva, base de la dieta mediterránea, se destaca sobre todos los demás por su composición, que favorece la reducción de los niveles de colesterol de baja densidad (LDL) o colesterol malo, y aumenta los niveles del buen colesterol o de alta densidad (HDL). El aceite de oliva cuenta asimismo con antioxidantes naturales, tales como el α-tocoferol (vitamina E).

Tanto aceite como aceituna provienen del árabe az zayt y az zaytuna, respectivamente. Zayt o zait es una antigua palabra semita que, en hebreo y bajo la forma zeit, significa "olivo", el árbol que produce las aceitunas, denominado en botánica Olea europaea. El monte de los Olivos, donde Jesús se retiró a orar, se llama har-ha-zeit en hebreo.

En lengua portuguesa, el nombre azeite se reserva para el aceite de oliva, mientras que los de otros frutos o granos son llamados óleos, pero en castellano llamamos 'aceite' no solo a los de origen vegetal, sino también a los aceites minerales derivados del petróleo, que poco tienen que ver con las aceitunas.

Origen de la palabra "olimpiada, olimpíada"

Los Juegos Olímpicos se desarrollaron en Grecia durante casi doce siglos, entre el año 776 a. C. y el 393 d. C. En tiempos modernos, el barón Pierre de Coubertin fundó en 1894 el Comité Olímpico Internacional (COI), que desde entonces se encarga de organizar los Juegos Olímpicos modernos. 

La palabra olimpíada proviene del nombre de la llanura Olimpia, situada a 200 km de Atenas, que tomó su nombre del de monte Olimpo (Ólympos), de origen desconocido, aunque compartido en la antigua; edad por otras montañas de Grecia. "Olimpíada" designa el intervalo que transcurre entre dos celebraciones consecutivas de los juegos olímpicos.

lunes, 16 de julio de 2012

Origen de la palabra "lupanar"

Registrada por primera vez en español en el Diccionario de autoridades (1734), esta palabra proviene del latín lupanar, que designaba la "casa de la prostituta", debido a que esas mujeres eran llamadas en latín vulgar lupa 'loba', aunque los clásicos prefirieran usar el más refinado meretrix 'la que se gana la vida por sí misma'.

En el español actual, como también en portugués, lupanar significa 'prostíbulo'. Curiosamente, Louvre, el nombre de uno de los museos más famosos del mundo, tiene un origen semejante, pues proviene del latín lupara 'lobera', 'albergue para lobos'. En efecto, el palacio donde está emplazado el célebre museo parisién fue originalmente una fortificación construida en una de las márgenes del Sena, comparada en su tiempo con una guarida de lobos.

Origen de la palabra "ajedrez"

El nombre del antiquísimo juego del ajedrez es un buen ejemplo, entre tantos otros, de una palabra que ha evolucionado junto con la humanidad a lo largo de milenios, durante los cuales recorrió las más variadas tierras, eras y culturas, modificándose por influjo de incontables lenguas hasta llegar a los idiomas modernos. 

La invención del juego-ciencia ha sido atribuida en diversas épocas a griegos, romanos, persas, escitas, egipcios y árabes, y es cierto que todos esos pueblos lo conocieron. Sin embargo, en la actualidad hay razonable consenso en afirmar que el ajedrez surgió en el Indostán, en época no determinada con certeza, pero muy remota. Inicialmente, se lo llamó chaturanga, en referencia a las cuatro alas (angas) del ejército indio: elefantes, carros, caballos e infantería. 

Desde la India, el juego se difundió hacia China, Corea y Japón, y en el Occidente, hacia Rusia, de donde saltó a Escandinavia, Alemania y Escocia; pero esta vertiente del ajedrez se perdió en la bruma de los siglos, y la forma actual deriva de otro itinerario. Si aceptamos la versión del poeta y cronista persa Firdusi, el chaturanga penetró en Persia en el siglo VI de nuestra era, donde sufrió diversas modificaciones. En efecto, al llegar a este reino milenario, el chaturanga dejó de jugarse con dados, como en la India, y su nombre se convirtió en chatrang, que luego los árabes cambiaron a shatranj. Buena parte de la jerga ajedrecística que llegó hasta nosotros surgió en Persia, donde tuvo su gran apogeo. Así, 'jaque mate' proviene de sha mat, que significa "rey derrotado". 

Llevado por los árabes a España, el nombre del juego evolucionó a axatraz y, más tarde, a axedrez, que fue como lo llamó el ajedrecista español Ruy López de Segura en su Libro de la invención liberal y arte del juego de axedrez, publicado en 1561 y considerado hasta hoy una referencia para los estudiosos. 

El nombre antiguo de la torre, roque, registrado por el Diccionario de la Real Academia Española como voz antigua, deriva del persa rukh 'roca', 'atolón', que luego los árabes utilizaron en la Edad Media para designar a sus carros de guerra. De ahí proviene el nombre 'enroque', una jugada de rey y torre al mismo tiempo. En ciertos festivales tradicionales de Valencia, todavía circula una carroza que se denomina 'roque', como los carros de guerra de los persas. 

El nombre 'alfil' proviene del árabe fil 'elefante', pues esta pieza representaba el ala de los guerreros que combatían montados en paquidermos. Curiosamente, la pieza tiene el nombre de bishop 'obispo' en inglés y bispo en portugués, traducido, probablemente, por los monjes ajedrecistas del medievo.