lunes, 27 de febrero de 2012

Origen de la palabra "Carnaval"

Es el nombre del período de tres a cinco días que, para los católicos, precede al comienzo de la Cuaresma y, principalmente, el de la fiesta popular que se celebra en tales días, que consiste en bailes de máscaras, disfraces, comparsas y otros regocijos bulliciosos. 

Algunos antropólogos han dicho que el Carnaval es una fiesta de inversión social, en la que los pobres se sienten ricos y los poderosos trabajan al servicio de los habitantes de los barrios más pobres. De acuerdo con esta tesis, esta inversión funciona como una válvula de escape que alivia tensiones sociales y permite el mantenimiento del statu quo. Esto es particularmente verdadero en el Carnaval de Rio de Janeiro, donde no es raro ver un empresario o un diplomático empujando un carro alegórico, desde lo alto del cual un favelado saluda majestuosamente al público, vestido de emperador romano o de dios griego.
El origen de la fiesta se remonta, por lo menos, a las celebraciones orgiásticas que se realizaban en el Imperio romano en honor de Baco y de Saturno, conocidas como bacanales y saturnalias, respectivamente, pero aquí nos limitamos al origen de la palabra Carnaval, que se sitúa en la Edad Media en Italia, principalmente en Roma, Venecia, Florencia, Turín y Nápoles. En español, Carnaval aparece ya en el diccionario de Nebrija (1495), en el cual se define «Carnaval o carnes tollendas: carnis priuium 'privación de la carne'». 

En cuanto al origen de la palabra, los autores coinciden en señalar la voz italiana carnevale, que proviene del antiguo carne levare 'quitar la carne' porque después del Carnaval los católicos inician el período de Cuaresma, cuarenta días durante los cuales no se come carne. Confirma este origen el sinónimo español 'carnestolendas', del latín tollere 'abandonar'. Actualmente, ha quedado descartada la seudoetimología fundada en el otro sentido de la palabra levare 'confortar', 'consolar', por la cual se había afirmado durante mucho tiempo que carnevale o carne levare significaba 'confortar al cuerpo para prepararlo para la austeridad de la Cuaresma'.

Origen de la palabra "Bisiesto"

Desde que Julio César creó el calendario que llamamos juliano, hace dos mil años, un año de cada cuatro es bisiesto, es decir, febrero tiene 29 días en vez de 28. Este ajuste se hizo necesario porque la duración del año —una vuelta completa de la Tierra en su órbita— no es de 365 días exactos, sino de 365 días, 5 horas y 56 minutos. 

El calendario juliano no era, pues, lo suficientemente preciso y en 1582 sufrió algunas modificaciones impuestas por el papa Gregorio X mediante la bula Inter gravíssimas, que dio origen al denominado calendario gregoriano, vigente hasta hoy. 

¿Por qué bisiesto? Veamos: en los tiempos de Julio César, el primer día de cada mes se llamaba calendas; el séptimo, nonas, y el decimoquinto, idus. Los romanos llamaban primus dies ante calendas martii (primer día antes de las calendas de marzo) al 28 de febrero; el 27 de febrero era el secundus dies ante calendas martii (segundo día antes de las calendas de marzo); el 26 de febrero, tertius dies.., y así sucesivamente. 

Para introducir su novedad —el año bisiesto—, Julio César intercaló un día entre el sexto y el quinto día antes de las calendas, es decir, entre los días que hoy llamamos 23 y 24 de febrero. Este día adicional fue llamado bis sextus dies ante calendas martii, o sea, 'doble día sexto antes de las calendas de marzo', y el año que contenía ese día se llamó bissextus.

jueves, 9 de febrero de 2012

Origen de la palabra "Titán"

En castellano llamamos titán a una 'persona de fuerza excepcional' o, en sentido figurado, a una 'grúa gigantesca' construida para levantar pesos grandes. La palabra proviene del latín titan y ésta del griego titanes. Hesíodo afirmaba que este nombre procedía del vocablo griego titaínontas 'los que extienden demasiado los brazos', lo cual, en una etimología popular, haría de ellos 'los vengadores'. 

Titanes era el nombre genérico de los dioses griegos de la primera generación, los seis hijos de Urano y Gea (o Gaya): Océano, Ceos, Crío, Hiperión, Jápeto y Cronos. El más joven de ellos, Cronos, fue el padre de los primeros dioses olímpicos, uno de los cuales, Zeus, se haría con el poder tras arrojar a su padre y a sus tíos a las tinieblas del Tártaro.

"Popular" y "populoso" no son equivalentes

El significado de populoso  es ‘dicho de una ciudad, de una provincia o de un lugar: que está muy poblado’, y popular quiere decir, entre otras cosas, ‘que es estimado o, al menos, conocido por el público en general’, de modo que ambos términos no pueden intercambiarse.

Sin embargo, es frecuente encontrar en los medios una confusión al emplear dichos adjetivos, como en: «En esta populosa ciudad habitan 4.000 personas», donde lo correcto hubiera sido: «En esta popular ciudad habitan 4.000 personas».

Origen de la palabra "Febrero"

Segundo mes del año, último en el calendario romano.
Los sabinos —uno de los pueblos indoeuropeos que habitaron en la era neolítica la Península Itálica, entre el Tíber y los Apeninos— celebraban una fiesta anual de purificación que llamaban februa, en una fecha que hoy se identifica como el 15 de febrero. Tras la fundación de Roma y el posterior surgimiento del Imperio romano, la urbe dominante tomó prestado el nombre de las fiestas februas para designar el mes en que estas tenían lugar: el último del año. 

Al fundador legendario de Roma, Rómulo, se le atribuye la unificación de los numerosos calendarios que existían en la Península en el siglo VIII a. de C., mediante la creación de uno nuevo, de diez meses distribuidos en un año de 304 días. Pero el calendario de Rómulo, tan diferente del año trópico, se reveló como una herramienta demasiado primitiva para un Estado que pocos siglos más tarde despuntaría como potencia dominante. Así, hacia el año 300 a. de C., el edil Flavio creó un nuevo calendario con dos meses adicionales, que se añadieron después de december: januarius, consagrado a la diosa Jano, y februarius, que tomó el nombre de la antigua fiesta de purificación de los sabinos. 

Este nombre, que se registra en español desde 1129, está en la mayor parte de las lenguas europeas modernas: february en inglés; février en francés, febbraio en italiano, Februar en alemán y febrer en catalán.

Origen de la palabra "Migraña"

La palabra griega kranion era el diminutivo de kranos 'casco', 'yelmo' y, más tarde, 'cráneo', que llegó al español hacia 1580 con su forma y significado actuales. 

Al dolor que afecta sólo una parte de la cabeza, jaqueca, los griegos lo llamaron hemikranea y los latinos hemicrania, mediante la aposición del prefijo hemi- 'medio', o sea, 'que abarcaba la mitad de la cabeza'. 

Finalmente, llegó al español como hemicránea, pero en el habla popular este vocablo culto no demoró en convertirse en migraña. El Diccionario de la Real Academia recoge hoy ambas formas, 'hemicránea' y 'migraña', con sendas remisiones al significado común: 'jaqueca'.

Plazos, «vencen» o «expiran» mejor que «finalizan»

Se recomienda que no se utilice el verbo finalizar cuando se hable de tiempo, ya que para este caso existen otros más apropiados como vencer, expirar o cumplirse.

La Fundación del Español Urgente ha observado que uno de los problemas más comunes en la redacción de noticias en español es la utilización repetida de un solo verbo (conocido como «verbo comodín») para determinado significado, con la consiguiente desaparición de otros más apropiados para cada contexto.

Eso es lo que ocurre cuando se emplea el verbo finalizar para decir que ha transcurrido el tiempo de vigencia de un plazo: «El miércoles finaliza el plazo para la presentación de enmiendas al proyecto»; «Ayer finalizó el plazo establecido por israelíes y palestinos para firmar el acuerdo».

En estos casos, en lugar de finalizar, hay en español otros verbos más adecuados como vencer, expirar o cumplirse: «El miércoles vence (o expira) el plazo para la presentación de enmiendas al proyecto»; «Ayer se cumplió el plazo establecido por israelíes y palestinos para firmar el acuerdo».

El femenino "pilota" es correcto

El femenino pilota está bien formado y es correcto, aunque el uso aún prefiere la forma la piloto.

Pilota es un femenino correcto, aunque también puede emplearse la piloto, forma que corresponde al uso mayoritario.

La expresión que debe evitarse es la mujer piloto, del mismo modo que no se usa el hombre piloto: el sustantivo mujer resulta innecesario dado que el género ya está marcado por el artículo femenino la.

"Petrolero" no es lo mismo que "petrolífero"

El empleo de petrolero con el significado de 'que contiene naturalmente o produce petróleo' es inadecuado; en estos casos es preferible utilizar el adjetivo petrolífero.

Con frecuencia se produce una confusión entre los adjetivos petrolero y petrolífero, y por ello es habitual leer o escuchar frases como «El presidente ejecutivo del grupo petrolífero anunció este martes la próxima compra por su empresa del 10 % de sus propias acciones», «La empresa rusa aporta sus filiales que poseen licencias para explorar y obtener crudo en 14 yacimientos petroleros».

Se recuerda que aquello que pueda contener de forma natural petróleo en su interior, o producirlo, es petrolífero (como los pozos, los yacimientos o las plataformas) y no petrolero, que significa 'perteneciente o relativo al petróleo' y cuyo uso es correcto en expresiones como «industria petrolera» o «crisis petrolera»; sí se emplea petrolero para referirse al barco que transporta crudo, porque no lo contiene naturalmente.

Por tanto, en los ejemplos anteriores hubiera sido más adecuado: «El presidente ejecutivo del grupo petrolero anunció este martes la próxima compra por su empresa del 10 % de sus propias acciones», «La empresa rusa aporta sus filiales, que poseen licencias para explorar y obtener crudo en 14 yacimientos petrolíferos».