viernes, 28 de octubre de 2011

"perpetrar", solo faltas o delitos

La Fundación del Español Urgente advierte del uso incorrecto que a veces se hace del verbo perpetrar, cuando lo perpetrado no son faltas o delitos.

El verbo perpetrar está bien empleado para hablar de la comisión de un delito o falta grave: «Habían planeado perpetrar un atentado en Madrid», pero no es apropiado en expresiones del tipo «Fallecieron a causa de la explosión perpetrada por una suicida en un mercado popular», puesto que la palabra «explosión» no es el nombre de ningún delito. No se perpetran explosiones, del mismo modo que no se perpetran tiros (aunque se pueden perpetrar asesinatos disparando tiros) ni se perpetra un café envenenado (aunque puede perpetrarse un envenenamiento mediante un café con ponzoña).

En el ejemplo anterior, pues, habría sido preferible decir «Fallecieron por la explosión causada por un suicida en un mercado popular» o «Fallecieron a causa de un atentado con explosivos perpetrado por un suicida...».

"pendiente de", no "pendiente a"

El adjetivo pendiente, cuando significa ‘atento, preocupado’, se construye con la preposición de y no con a, tal como señala el Diccionario panhispánico de dudas.

Sin embargo, en ocasiones se emplea inapropiadamente el adjetivo pendiente con la preposición a: «Estará también pendiente a los resultados de la próximas cumbres europeas»; «Dos profesionales estaban pendientes a concluir la carrera...»; «Blanco indicó que hay que estar pendiente a lo que determine la Justicia».

En los anteriores ejemplos lo correcto hubiera sido: «Estará también pendiente de los resultados de las próximas cumbres europeas»; «Dos profesionales estaban pendientes de concluir la carrera... »; «Blanco indicó que hay que estar pendiente de lo que determine la Justicia».

Origen de la palabra "forajido"

Delincuente que abandona sus lugares habituales para no ser alcanzado por la justicia.

Las ciudades medievales constituyeron un recurso de defensa para la gente que quería verse libre de invasores extranjeros, malhechores o saqueadores. Se formaron alrededor de los castillos, como una manera de contar con la protección de los señores, y también en los cruces de caminos por donde circulaban mercancías que se convertían en pretexto para ferias.

Desde la Alta Edad Media y, en algunos casos, hasta la primera mitad del siglo XIX, las ciudades tenían límites perfectamente definidos: en general, estaban amuralladas, de tal forma que no se permitía entrar en ellas sin la aquiescencia de los guardias que la protegían. Ese límite se llamaba ejido, y sus restos aún subsisten en algunas ciudades modernas. Ejido proviene de exire 'salir', verbo formado del antiguo vocablo latino exitus 'salida', que también encontramos en el inglés exit, con el mismo significado.

Los fugitivos de la justicia solían escapar hacia donde la jurisdicción de las autoridades urbanas no pudiera alcanzarlos y se iban a vivir fuera del ejido: eran los fora exido o foraxidos.

Veamos este texto de 1618 de García de Silva y Figueroa:
Auiendo hecho esta rrelacion al Enbaxador un soldado portugues llamado Francisco Carnero de Alcaçova, que por auer andado muchos años foraxido en la tierra firme se auia hecho en estos bosques diestrisimo arcabuzero y muerto muchas de estas fieras [...].

Una palabra equivalente se formó en italiano con el verbo uscire 'salir', que es la forma italiana de exire: fuoriuscito, pero hoy esa palabra ya no es equivalente de nuestro forajido, pues ha evolucionado hacia su significado actual de 'exiliado', 'desterrado'.

Origen de la palabra "gurú"

En el hinduismo, gurú es un maestro o guía espiritual. La palabra proviene del sánscrito gurús 'grave', 'solemne', 'pesado', por oposición a laghú 'liviano', 'ligero'.

En el marco del hinduismo, gurú significa maestro espiritual. Este vocablo es empleado por los adeptos por lo menos desde el siglo II d. de C., con el mismo significado con que lo utilizamos hoy.

En Occidente, el sentido de esta palabra se ha extendido en la segunda mitad del siglo XX para denominar a un especialista en una materia específica o a todo aquel que tiene sus seguidores.

Es falsa la etimología según la cual gurú estaría formado por las palabras sánscritas gu 'oscuridad' y ru 'luz'.

Origen de la palabra "bolero"

No se conoce con certeza la procedencia del nombre de este baile andaluz originado en el siglo XVIII, modernizado en Cuba y convertido en ritmo latinoamericano en la primera mitad del siglo XX.

Se sabe que, en cierta época, se llamó bolero al sombrero del bailador andaluz, y hoy figura con la acepción, entre otras, de 'sombrero de copa', lo que podría haber llevado a dar el mismo nombre a esta danza. Pero también se aplica desde muy antiguo al 'que dice muchas mentiras', con base en la germanía bola 'mentira'. Por otra parte, en el Diccionario castellano, de Terreros, se registra bolero con el sentido de «niño que falta a la escuela sin que su familia lo sepa: 'muchacho novillero, que hace bolas ó novillos' .

Todas estas acepciones llevaron a Corominas a formular la hipótesis, no suficientemente comprobada, de que bolero podría haber nacido asociada a la idea de 'vago, hombre sin profesión'. Sin embargo, el mismo autor también presentó la posibilidad de que la palabra se hubiera derivado de 'vuelo', como había ocurrido antes con boladillo (un paso de danza descrito por Cervantes). Esta hipótesis aparece reforzada por Estébanez Calderón (1926) —también citado por Corominas—, quien afirmó que el bolero se llamó así "por ser todo en saltos y como en vuelo".

Origen de la palabra "prosopopeya"

Esta palabra fue tomada del griego prosopopoiía, compuesto por prósopon 'persona', 'aspecto de una persona', 'personaje' y poieín 'hacer'. Los griegos llamaron así a las máscaras que se usaban en el teatro para componer los distintos personajes, que los latinos llamarían más tarde persona.

La prosopopeya es una figura retórica que consiste en atribuir a las cosas inanimadas o abstractas acciones y cualidades propias de seres animados, o a los seres irracionales las que son propias del hombre. En la narrativa, puede ser la personificación de esas cosas.

El Diccionario de la Academia recoge también una segunda acepción, de uso coloquial, como "afectación de gravedad y pompa", como ocurre en este texto del cronista español del siglo XIX Ramón de Mesonero Romanos:
Pero todo esto con cierta solemnidad y prosopopeya, entonando al compás del oscilatorio pebetero cánticos de hosanna, estrambotes y aun estrambóticos de... «Ecce homo«.

Origen de la palabra "ruiseñor"

La avecilla canora que llamamos ruiseñor es una de las 304 clases de tordos que se han clasificado en el mundo. Era conocida por los latinos como luscinius, cuyo diminutivo era luscíniulus

Fue a partir de este diminutivo que se formó en la antigua lengua provenzal (occitana o lengua de Oc, hablada en el sur de Francia) el nombre rossignol, para llegar al cual la 'l' fue cambiada por 'r'. Al pasar al castellano, la palabra provenzal fue alterada por el pueblo, que interpretó rossinhol como si fuera 'Ruy señor' (señor Rodrigo). En portugués, la palabra se convirtió en rouxinol.

jueves, 27 de octubre de 2011

"pedófilo" y "pederasta" no son equivalentes

Se recuerda que pedófilo es el adulto que siente una atracción sexual hacia niños, mientras que el pederasta es quien comete un abuso con ellos, y por tanto ambos términos no son equivalentes.

Con cierta frecuencia los medios de comunicación utilizan indistintamente pedofilia y pederastia, sin atender a las diferencias que existen entre uno y otro término: «El Papa aceptó la dimisión del obispo implicado en una denuncia de pedofilia» o «Apartado de sus funciones el maestro de Figueras acusado de pedofilia».

Según el Diccionario académico, la pedofilia (o paidofilia) y la pederastia son dos términos diferentes y, además, hay que tener en cuenta que un pederasta es casi siempre pedófilo, pero que un pedófilo puede no ser pederasta.

Se aconseja escribir pederasta en lugar de pedófilo en informaciones que tratan de los abusos sexuales con niños: «Condenado por pederastia a 817 días de prisión el religioso español detenido en Chile», y recuerda que el pedófilo puede serlo sin llegar a cometer actos de pederastia.

"patrimonio de la humanidad", en minúsculas

Se recuerda que patrimonio de la humanidad no debe escribirse con mayúsculas iniciales, pues se trata de una declaración y no de un premio o un galardón.

Una declaración es la constatación de que algo o alguien reúne una serie de requisitos o condiciones, sin tener carácter exclusivo y a menudo con una serie de obligaciones y derechos asociados, como zona catastrófica, utilidad pública, bien de interés cultural, estado de excepción o persona no grata.

Por tanto, no son premios ni galardones y sus nombres son meras etiquetas descriptivas que han de escribirse con minúscula; sin embargo, no es raro que se le apliquen mayúsculas, en especial a aquellas que tienen sentido positivo, como en las siguientes noticias: «Los edificios ponen en riesgo la calificación de la Torre de Hércules como monumento Patrimonio de la Humanidad» o «La asociación de voluntariado, declarada de Utilidad Pública, acompaña a estas mujeres».

La Fundación del Español Urgente aclara que patrimonio de la humanidad, en el sentido en que se emplea normalmente, ni siquiera es un nombre establecido de modo oficial, sino un modo informal de expresar que un bien merece especial protección con su inclusión en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco.

"patología" no es sinónimo de "enfermedad"

La Fundación del Español Urgente recomienda que no se emplee la palabra patología como sinónimo de enfermedad.

Según el Diccionario de la Real Academia Española, patología significa 'parte de la medicina que estudia las enfermedades' y 'conjunto de síntomas de una enfermedad'.

Pese a que el uso cotidiano también le ha dado el significado de 'enfermedad' y así lo recogen ya algunos diccionarios de uso, la Fundación del Español Urgente, que trabaja con el asesoramiento de la Real Academia Española, aconseja que patología solo se emplee para hablar de los síntomas de una enfermedad y no de la enfermedad en sí.

Por ejemplo, la gripe A1HN1 es la enfermedad y la patología de esta enfermedad serán sus síntomas: fiebre, tos, dolores musculares, malestar general, etc.

Así pues, es preferible decir «Fallece una persona infectada de gripe A1HN1 que ya padecía diversas enfermedades, entre ellas diabetes», en lugar de «Fallece una persona infectada de gripe A1HN1 que ya padecía diversas patologías, entre ellas diabetes».

"párkinson", escritura correcta

La Fundación del Español Urgente aclara que párkinson se escribe en minúscula y con tilde cuando se usa como el nombre común de esta dolencia y con mayúscula y sin tildeParkinson, en las expresiones en las que se alude a James Parkinson, el médico que describió este mal, como en enfermedad de Parkinson o mal de Parkinson.

Se advierte que cuando la palabra se utiliza en las expresiones enfermedad de Parkinson o mal de Parkinson, debe escribirse con mayúscula inicial y sin tilde, para respetar la grafía del apellido del neurólogo británico que describió la enfermedad.

Sin embargo, si la palabra se utiliza como sustantivo común para referirse a dicho trastorno, ha de escribirse con minúscula inicial y con tilde: párkinson: «A los sesenta años se le detectaron los primeros síntomas del párkinson».

Asimismo, en el caso de Día Mundial del Párkinson este nombre se escribe en mayúscula por tratarse del nombre propio de la celebración (como Día y Mundial), pero con tilde, pues se refiere al nombre común de la patología y no al nombre del descubridor de la enfermedad.

Lo mismo sucede con la palabra Alzheimer, que se escribe con inicial mayúscula y sin tilde en locuciones como enfermedad de Alzheimer, y con tilde y en minúscula cuando funciona como nombre común: «tiene un alzhéimer muy avanzado».

"al parecer o presunto, pero no al parecer presunto"

La expresión al parecer presunto es redundante, pues ambos llevan implícita la idea de «parecer algo».

En algunas informaciones sobre asesinatos relacionados con el narcotráfico en el norte de México se encuentran frases como: «Los muertos eran al parecer presuntos narcotraficantes» o «Se encontraron 45 cadáveres, al parecer presuntos miembros del cártel de Sinaloa».
En esos casos es suficiente con usar al parecer o presuntos, ya que con cualquiera de esas dos expresiones se comunica lo que se quiere decir: «Se encontraron 45 cadáveres, presuntos miembros del cártel de Sinaloa» o «Al parecer los muertos eran narcotraficantes».

Además, cabe señalar que presunto no siempre es sinónimo de supuesto: presunto designa a quien se considera posible autor de un delito, cuando se han abierto diligencias procesales pero aún no hay fallo de la sentencia, y se emplea supuesto cuando existen indicios de criminalidad pero no se ha abierto causa judicial.

"paralímpico", no paraolímpico ni parolímpico

Se advierte de que el adjetivo apropiado para referirse a los juegos en los que los participantes son personas con discapacidades es paralímpicos.

El Diccionario panhispánico de dudas señala que paralímpico «es voz tomada del inglés paralympic, acrónimo de para[plegic] + [o]lympic», y añade que paralímpico y paralimpiada «son las denominaciones más extendidas en el uso y las más acordes con la etimología»; desaconseja, por ello, las variantes par(a)olímpico y par(a)olimpiada, «creadas a posteriori a partir del prefijo de origen griego para- ('junto a'), usado a menudo en la creación de voces nuevas con el sentido de 'semejante a' lo designado por la palabra base».

Teniendo, además, en cuenta que la denominación oficial de estos juegos es «Juegos Paralímpicos» o «Paralimpiadas», la Fundación del español Urgente recomienda que se utilicen solo las formas paralímpico y paralimpiadaparaolímpico, parolímpico, paraolimpiada y parolimpiada. y se eviten las formas

"papa", con minúscula inicial

La Fundación del Español Urgente recuerda que papa se escribe normalmente con minúscula inicial, por tratarse de un nombre común.

Se ha observado que en las noticias existe vacilación a la hora de escribir papa, ya que a menudo aparece con una mayúscula inicial que no le corresponde, como en: «Empieza la histórica visita del Papa Benedicto XVI al Reino Unido».

Según el Diccionario panhispánico de dudas, de las Academias de la Lengua, la palabra papa tiene que ir con minúscula inicial siempre que aparezca ante el nombre de la persona que ocupa el cargo, de modo que en el ejemplo anterior debería haberse escrito: «Empieza la histórica visita del papa Benedicto XVI al Reino Unido».

No obstante, la norma admite la posibilidad de escribir papa con mayúscula en ciertos casos muy específicos, como cuando se emplea referido a una persona concreta, sin mención expresa de su nombre propio; pero, dado que no es obligatorio, se considera que no hay razón para crear una excepción en las noticias y por tanto recomienda que se siga la norma general de escribirlo con minúscula.

Esta norma se aplica igualmente a las palabras pontífice, obispo de Roma y santo padre, utilizadas como sinónimos de papa.

Asimismo, también explica que Iglesia católica, como Iglesia anglicana, Iglesia ortodoxa, etc., solo lleva inicial mayúscula la palabra Iglesia, de acuerdo con lo expuesto por la Academia en su Diccionario y por José Martínez de Sousa en el Diccionario de uso de la mayúsculas y las minúsculas.

"Pandemia"

Se recomienda que no se haga un uso abusivo de la palabra pandemia que desplaza a otra de similar significado: epidemia.

En la mayor parte de las informaciones aparecidas en torno a la gripe aviar se habla de pandemia y se arrincona otra palabra que puede significar lo mismo y además es más fácil de comprender por los receptores de la información: epidemia.

El término epidemia se usa en español para referirse a una enfermedad ampliamente extendida que afecta a gran número de individuos, indistintamente de que la enfermedad afecte a uno o más países al mismo tiempo y pandemia lo único que hace es incidir en el hecho de que la epidemia traspasa fronteras.

Se señala que, aunque se pueden usar indistintamente las dos palabras -pandemia y epidemia-, cuando la enfermedad traspasa fronteras es preferible recurrir de mayor manera al término más conocido: epidemia.

"Países árabes"

Se ha observado un empleo impropio del adjetivo árabe, aplicado a países a los que no cabe atribuir ese carácter.

Se recuerda sobre la confusión de árabe con musulmán y es incorrecto llamar árabes a países como Afganistán, Albania, Azerbaiyán, Bangladés, el Chad, Indonesia, Irán, Pakistán o Turquía, aunque sus poblaciones profesen mayoritariamente la fe musulmana.

Habitualmente, se considera que los países a los que cabe aplicar el adjetivo árabe (aunque en algunos de ellos la lengua árabe no sea la mayoritaria) son los que forman parte de la Liga Árabe: Arabia Saudí, Argelia, Barhéin, las Comoras, Egipto, los Emiratos Árabes Unidos, Irak, Jordania, Kuwait, Líbano, Libia, Marruecos (y el Sáhara Occidental, anexionado por Marruecos), Mauritania, Omán, Palestina, Qatar, Siria, Somalia, Sudán, Túnez, Yemen y Yibuti.

La Fundación Español Urgente recomienda, por tanto, utilizar la expresión país árabe únicamente para referirse a estos, y evitarla en todos los demás casos.

Origen de la palabra "Albergue"

Los guerreros germánicos se establecían con sus tropas en campamentos que llamaban haribaírgo, palabra formada por harjis 'ejército' y baírgan 'conservar', 'guardar', o sea, 'lugar donde se alberga el ejército'. El vocablo germánico se convirtió en alemán antiguo en heriberga, que evolucionó hacia el actual Herberge. En las lenguas europeas, haribaírgo derivó hacia el italiano albergo, el francés auberge y el español albergue.

martes, 25 de octubre de 2011

Origen de la palabra "Fogoso"

Al oír o leer esta palabra, la gente suele asociarla a 'fuego' porque la relaciona con una metáfora bastante verosímil vinculada con la impetuosidad de las llamas y referida, generalmente, al brío sexual. Sin embargo, el vocablo nada tiene que ver con fuego: nos llegó del francés fougueux, un derivado de fougue 'ímpetu', 'brío', que se incorporó, a su vez, al idioma de Baudelaire procedente del italiano foga 'impetuosidad', formada a partir del latín fuga 'fuga', 'huida'. Por cierto, el vocablo español fuga tiene el mismo origen.

"Ostentar", solo cuando lo poseído es un honor o privilegio

Se recuerda que no debe usarse el verbo ostentar con el significado de tener cuando no esté implícito un honor o un privilegio.

Según el Diccionario académico, ostentar significa: 'mostrar o hacer patente una cosa' y 'hacer gala de grandeza, lucimiento y boato'; pero el Diccionario panhispánico de dudas añade un nuevo significado: 'poseer públicamente algo considerado un honor o un privilegio, como un cargo relevante o un título'.

De este modo, son incorrectas frases como: «La principal minoría de Estados Unidos tiene una expectativa de vida superior a la de cualquier otro grupo, pese a ostentar el menor nivel socioeconómico» o «El mayor índice de desempleo lo ostentan los jóvenes», ya que se debería haber dicho «... pese a tener el menor nivel socioeconómico» o «El mayor índice de desempleo se da entre los jóvenes».

La Fundación español urgente, añade que sí está bien empleado en frases como: «Es el principio del fin de una pesadilla que les ha conferido el dudoso honor de ostentar el récord mundial de permanencia de un ser humano bajo tierra».

"Organismo" y "organización"

Se recuerda las diferencias entre las palabras organización, organismo e institución, cuyos significados se confunden con frecuencia.

Una organización es una 'asociación de personas regulada por un conjunto de normas en función de unos fines determinados', o sea, se refiere solo al conjunto de individuos con un mismo objetivo en común; mientras que un organismo es un 'conjunto de órganos administrativos encargados de la gestión de un servicio de carácter oficial o público', es decir, un organismo es una estructura compleja cuyo significado abarca tanto a las personas como a las oficinas y dependencias que lo componen. Además, una institución es un 'organismo que desempeña una función de interés público, especialmente benéfico o docente'.

Son incorrectos, por lo tanto, ejemplos aparecidos en los medios de comunicación como «Organismos como los sindicatos de tripulantes salieron en defensa de Maiquetía» y «Organismos como la Asociación de Maestros nos han manifestado su reconocimiento», en los que lo adecuado habría sido «Organizaciones como los sindicatos de tripulantes salieron en defensa de Maiquetía» y «Organizaciones como la Asociación de Maestros nos han manifestado su reconocimiento».

Por lo tanto, se recomienda el uso apropiado de las palabras organización, organismo e institución, porque no significan lo mismo.

Origen de la palabra "Oráculo"

En la antigua Grecia, oráculos eran los lugares en los que sacerdotes y pitonisas daban a conocer las respuestas de los dioses a las consultas que les habían sido formuladas. La palabra se usaba también para designar el propio lugar de las profecías. En la actualidad, oráculo se usa también en nuestra lengua para denominar a aquel que es oído por todos en virtud de la sabiduría que se le atribuye. 

El oráculo más antiguo y famoso de Grecia fue el de Delfos, situado en la falda del monte Parnaso, enfrente del golfo de Corinto. Según la tradición, el oráculo había pertenecido primero a Gea, la Madre Tierra, pero ésta se lo dio a Apolo o, según otras versiones, él se lo robó. Los secretos del oráculo eran revelados a los hombres por una sacerdotisa a la que se llamaba Pytho (de donde proviene la palabra 'pitonisa'). 

Homero —que vivió en el siglo IX a. de C., según la hipótesis más aceptada— ya conocía el oráculo, establecido por esa época en una colonia de Micenas. Esta creencia se tornó panhelénica sólo entre los siglos VII y VI antes de nuestra era, cuando los legisladores empezaron a buscar el consejo de Apolo para sus decisiones. La palabra oráculo llegó a nuestra lengua procedente no del griego, sino del latín oraculum, que se formó a partir del verbo orare 'rezar'.

jueves, 13 de octubre de 2011

"Ordinales compuestos", concordancia con el sustantivo

La Fundación del Español Urgente advierte que cuando los números ordinales se escriben con más de una palabra, todas ellas deben concordar en género con el sustantivo al que acompañan.

Se recuerda también que cuando se escriben en una sola palabra, algo que solo puede hacerse con los de la primera y segunda decenas (11.º, 12.º, 13.º..., 21.º, 22.º...), solo el segundo componente concuerda con el sustantivo; y en estos casos, además, el primer componente (décimo, vigésimo) pierde el acento gráfico: vigesimoprimero, decimonovena.

Es, por tanto, inapropiado escribir «Vigésimaquinta adjudicación de premios», «Tropas de la Decimatercera Brigada toman un campamento de las FARC», «Listos para el encuentro correspondiente a la vigésimo segunda jornada de la Liga» o «Contador ocupa la décimo cuarta posición en la Vuelta al Algarbe».

Lo adecuado habría sido escribir «vigesimoquinta adjudicación», «Decimotercera Brigada», «vigésima segunda jornada» y «décima cuarta posición».

Origen de la palabra "Cuaresma"

Palabra castellana formada a partir del latín quadragésima dies (día cuadragésimo), debido a los cuarenta días que dura este período de ayuno y penitencia que los católicos guardan a partir del miércoles de Cenizas hasta la Pascua.   La palabra se emplea en español por lo menos desde el siglo xv.

"oportunista" no es "oportuno"

La palabra oportunista tiene un sentido negativo, por lo que calificar de oportunista a un futbolista que aprovecha las oportunidades para meter un gol es un error.

Se advierte que, con frecuencia, en las informaciones sobre fútbol, para ensalzar las cualidades de un jugador se afirma que este es oportunista, cuando lo que se pretende es explicar que sabe aprovechar muy bien todas las oportunidades que se le presentan durante el partido para marcar goles: «Messi sigue demostrando partido tras partido que además de veloz es muy oportunista»; «el Kun Agüero es un jugador oportunista que siempre aprovecha al máximo las situaciones de gol que se presentan».

Basta con echar un vistazo al diccionario para comprobar que oportunista no es precisamente un piropo, sino más bien una crítica negativa, pues en español se llama así a las personas que tienen la actitud de aprovechar al máximo las circunstancias en beneficio propio sin respetar principios ni convicciones.

Ante ese error, la Fundación del Español Urgente, que trabaja con el asesoramiento de la Real Academia Española, avisa a los redactores de noticias para que en lugar de oportunista utilicen otras palabras, como despierto, avispado, vivo, oportuno...

"ofrecimiento"

Se precisa que debe evitarse el uso del término ofrecimiento con el significado de oferta o propuesta.

El Diccionario de la lengua de la Real Academia Española indica con claridad que ofrecimiento es sólo la 'acción o efecto de ofrecer u ofrecerse'. Mientras que oferta, según este diccionario, es la 'promesa que se hace de dar, cumplir o ejecutar una cosa', el 'conjunto de bienes o mercancías que se presentan en el mercado con un precio dado y en un momento determinado' o el 'don que se presenta a uno para que lo acepte'.

Y a su vez el término propuesta, de acuerdo con el Diccionario de la Real Academia, significa 'proposición o idea que se manifiesta y ofrece a uno para un fin'.

Así, por ejemplo, en la frase «el presidente del Consejo Comarcal del Jiloca,  Joaquín Peribáñez, anunció hoy en Calamocha la ruptura del pacto de gobierno con el PP y el ofrecimiento de un acuerdo al PSOE para gobernar este ente comarcal».

En este ejemplo, el presidente del Consejo Comarcal del Jiloca lo que hizo fue más bien una propuesta y éste es el término que debía haberse utilizado en esta frase.

Consecuentemente, se reitera que el término ofrecimiento no debe usarse en lugar de los términos oferta o propuesta, ya que éstos tienen significados propios y diferentes.

"obrar milagros", mejor que "hacer milagros"

Se recomienda el empleo del verbo obrar cuando se hable de que se ha producido un milagro, ya que resulta más apropiado que otros como hacer o realizar.

Se ha observado que es común usar los verbos hacer o realizar para decir que se ha producido un milagro: «A los Lakers les quedan tres jornadas para hacer el milagro y proclamarse campeones».

En estos casos, en lugar de hacer o realizar, hay en español otro verbo más adecuado, que tradicionalmente ha acompañado a la palabra milagro: obrar.

Por lo tanto, hubiera sido más adecuado escribir en el anterior ejemplo: «A los Lakers les quedan tres jornadas para obrar el milagro y proclamarse campeones».

"obligatoriedad"

Se advierte del uso incorrecto del sustantivo obligatoriedad Se  ha observado que en la redacción de las noticias se confunde habitualmente el significado de la palabra obligatoriedad con el de obligación.

La diferencia entre ambas voces radica en que obligatoriedad significa 'cualidad de obligatorio', mientras que obligación alude a la 'cosa que alguien está obligado a hacer'. Es decir, mientras que las personas y organismos tienen obligaciones, solo las cosas pueden caracterizarse por su obligatoriedad. Así, en frases como: «El juez ha dejado en libertad sin fianza, pero con la obligatoriedad de presentarse cada 15 días en el juzgado...»; «Las novedades incorporadas este año para obtener este premio son la obligatoriedad del municipio de cumplir con la normativa...» lo correcto sería utilizar obligación en vez de obligatoriedad.

En consecuencia, se recomienda emplear el sustantivo obligatoriedad solo cuando se refiera a la cualidad de obligatorio de una cosa, por ejemplo: «El texto establece la obligatoriedad de esta ley para todos los ciudadanos».

"obituario" y "necrológicas"

La Fundación del Español Urgente explica las diferencias entre las palabras obituario, necrológicas, necrologías y esquelas.

No siempre se usan con propiedad esas cuatro palabras, pues sus respectivos significados no están claros para todos los hispanohablantes, y se trata de términos que aparecen como título de la sección que hay en muchos periódicos en la que se informa sobre los fallecimientos de personajes conocidos.

El nombre más adecuado para esa sección es obituario, pues según el Diccionario de la Real Academia Española esa voz significa 'sección necrológica de un periódico'.

También es correcto nombrarla como necrologías, ya que esa palabra equivale a 'noticias comentadas acerca de una persona muerta hace poco tiempo'.

En cuanto a necrológicas, se trata de un adjetivo con el que se califica a lo relacionado con la necrología, así pues, lo correcto es no usarlo solo, sino acompañando a otra palabra: «notas necrológicas».

Y las esquelas son los avisos de la muerte de una persona que se publican en los periódicos con recuadro de luto, en los que se suele indicar la fecha y el lugar del entierro, funeral, etc.

Así, pues, se llama la atención sobre el uso indebido de necrológicas como nombre de la sección que debe llamarse obituario o necrologías.

Origen de la palabra "Mellizos"

En español tenemos dos palabras diferentes para referirnos a los nacidos en un mismo parto: gemelos y mellizos. La palabra latina geminus significaba 'dos iguales', 'duplicado'; de su diminutivo gemellus, se formó gemelo. Pero durante la Edad Media, ocurrió otro cambio: gemellus siguió evolucionando hasta convertirse en el latín vulgar medieval en gemellicius, que derivaría en español antiguo en emellizo y, más tarde, en el Diccionario latino-español, de Nebrija, en mellizo.

lunes, 10 de octubre de 2011

"Números cardinales y ordinales en las celebraciones"

Se explica que es correcto tanto el uso de los números ordinales como el de los cardinales con nombres de acontecimientos, aniversarios, celebraciones, etc., como en 83.ª edición (octogésima tercera edición) u 83 edición (ochenta y tres edición).

En los medios de comunicación aparecen con frecuencia noticias sobre acontecimientos que se repiten con periodicidad, normalmente una vez al año, y que se distinguen por el número de veces que se han celebrado, como la «29.ª (vigésima novena) Feria Internacional ARCO», «la 24.ª (vigésima cuarta) edición de los Premios Goya» o «el 50.º (quincuagésimo) aniversario de la muerte de Albert Camus».

Se recibe con frecuencia consultas sobre la escritura correcta de los números que preceden a estos acontecimientos, por lo que considera oportuno recordar que es correcto el uso tanto de los números cardinales como el de los números ordinales, aunque lo habitual es respetar el número ordinal en los números menores de veinte. Además, la abreviatura de los ordinales lleva punto entre la cifra y la letra voladita: «30.ª edición de Fitur».

Así, en los ejemplos anteriores también podría haberse escrito la «29 (veintinueve) Feria Internacional ARCO», «la 24 (veinticuatro) edición de los Premios Goya», «el 50 (cincuenta) aniversario de la muerte de Albert Camus» y «la 30 edición de Fitur». En el caso de los números cardinales es también tradicional la escritura con números romanos: «XXX edición de Fitur».

Además, conviene aclarar que si no hablamos de este tipo de acontecimientos, el número cardinal debe ir tras el nombre al que acompaña, como en «el piso quince» y no «el quince piso».

"Ser notificado" no significa ‘recibir una notificación’

Se recuerda que no es apropiado decir que una persona o una entidad «ha sido notificada de algo».

Notificar es un verbo que significa 'dar noticia de algo' o 'comunicar formalmente a su destinatario una resolución administrativa o judicial'. Cuando el verbo se usa en pasiva («ha sido notificado»), lo notificado es ese algo o esa resolución que se comunica, no la persona a la que se le comunica.

Sin embargo, algunos medios de comunicación no tienen en cuenta esta norma y escriben, por ejemplo, «El detenido compareció ante el juez para ser notificado de los cargos», «La empresa no ha sido notificada de ninguna demanda» o «Álvaro Corbalán fue notificado de una nueva condena contra él», en la cual las notificadas son las personas o la empresa, no los cargos, la demanda o la condena, lo que constituye un error.

Este error se habría evitado cambiando la redacción de las noticias: «El detenido compareció ante el juez para que se le notificaran los cargos», «La empresa no ha recibido notificación de ninguna demanda»; «A Álvaro Corbalán le fue notificada una nueva condena contra él».

"Norcorea" y "Surcorea" no son topónimos correctos

La Fundación del Español Urgente recuerda que para referirse a Corea del Norte y a Corea del Sur, en español, no deben emplearse los nombres Norcorea y Surcorea.


Esas formas, calcadas de los topónimos en inglés North Korea y South Korea, no son apropiadas en español, lengua en la que se usan Corea del Norte y Corea del Sur.

Además, según el Manual de estilo interinstitucional de la Unión Europea, en los documentos protocolarios deben usarse las formas República Popular Democrática de Corea para referirse a Corea del Norte, y República de Corea para referirse a Corea del Sur, pues son las denominaciones preferidas por sus respectivos Gobiernos.

Se recuerda también que el gentilicio de Corea del Norte, cuya capital es Pyongyang, es norcoreano, y que el gentilicio de Corea del Sur, cuya capital es Seúl, es surcoreano.

«Noche Vieja» y «Año Nuevo» se escriben con mayúscula

Los nombres de las fiestas de fin y comienzo de año se escriben con mayúsculas.
Se aproximan las celebraciones de fin de año y de comienzo del siguiente y se plantean dudas sobre la forma correcta de escribir los nombres de esas fiestas: ¿con minúscula o con mayúscula?

La Fundéu aclara que Noche Vieja y Año Nuevo son nombres propios y como tales deben escribirse con mayúsculas iniciales. Y explica también que según la Real Academia Española Noche Vieja puede escribirse en una sola palabra (Nochevieja), y añade que aunque no esté aún recogido así en los diccionarios, también es admisible escribir Año Nuevo en una sola palabra (Añonuevo), lo que facilita la formación de sus respectivos plurales: Nocheviejas y Añonuevos.

"La expresión no + sustantivo es correcta" "no violencia", "no fumador"

La nueva Ortografía de la Real Academia Española considera válidas las expresiones formadas por el adverbio no seguido de un sustantivo: «no violencia», «no renovación», «no fumador».

Aunque hasta la aparición de la nueva Ortografía se consideraba incorrecta la construcción no + sustantivo, el nuevo texto académico señala que no hay ningún inconveniente en que el adverbio no funcione como un prefijo antepuesto a sustantivos abstractos, especialmente los que se derivan de verbos, y a sustantivos que designan clases de seres.

El adverbio se escribe separado y sin guion intermedio: «no apoyo», «no intervención», «no aprobación», «no asistencia», «no violencia», «no renovación», «no fumador», etc.

Así, son correctas frases como las siguientes: «Con motivo del Día Internacional de la No Violencia, el Ayuntamiento organizó una actuación de títeres», «Los no fumadores reclaman en El Retiro el derecho a vivir sin humo de tabaco» o «Le han comunicado la no renovación de su carné de conducir».

Origen de la palabra "guardia"

Los guerreros germánicos protegían sus campamentos apostando vigías o centinelas que llamaban wardja, palabra derivada del germánico prehistórico wardon 'seguir con la vista', 'vigilar', 'prestar atención'.

En italiano, wardja dio lugar al verbo guardare 'mirar' y en francés, a regarder 'mirar', así como en inglés a to guard, vigilar.

En castellano, dio origen a guardar, así como a guardia, guardián y vanguardia, entre otros vocablos.

Origen de la palabra "parlamento"

Surgido en Inglaterra para contrabalancear el poder de los reyes, el Parlamento llegó a reducir a la monarquía a su carácter de instancia meramente simbólica en aquellos lugares de Europa donde todavía existe. El Parlamento constituye hoy uno de los tres Poderes del Estado moderno, el Legislativo, alrededor del cual se organiza el Estado en los regímenes parlamentarios. Unicameral o bicameral, llamado Congreso en algunos países, en la democracia el Parlamento contiene la esencia de la representatividad por albergar en su seno representantes de todos los sectores importantes de la sociedad.

En la Antigüedad, hubo cuerpos colectivos que guardaban algunas semejanzas con los parlamentos contemporáneos, desde el viejo Areópago de la Atenas aristocrática hasta la Bulé de los Cuatrocientos, más tarde convertida en Bulé de los Quinientos, para conferirle mayor representatividad. El nombre de estos cuerpos surgidos en la época moderna proviene del francés antiguo parlement, que inicialmente significó 'consulta' o 'conferencia', y luego pasó a ser 'cuerpo consultivo' y más tarde, 'órgano legislativo'.

"Mortandad" y "mortalidad" no son sinónimos

Se recuerda que mortandad no debe confundirse con mortalidad pues ambas palabras describen realidades diferentes.

La mortandad debe usarse para referirse a 'una gran cantidad de muertes causadas por una epidemia, cataclismo, peste o guerra', mientras que mortalidad es el término apropiado para hablar de la tasa de muertes de una población durante un tiempo dado.

En muchas informaciones sobre el brote de cólera en Haití se confunden los dos términos y, por ejemplo, se habla de: «El brote de cólera ha causado una gran mortalidad en Haití» o «La tasa de mortandad aumenta en Haití debido al brote de cólera».

Sin embargo,  en los casos anteriores lo correcto hubiera sido escribir: «El brote de cólera ha causado una gran mortandad en Haití» o «La tasa de mortalidad aumenta en Haití debido al brote de cólera».

Origen de la palabra " Morgue"

Poco se sabe sobre el origen más remoto de esta palabra que nos llegó desde el francés, pero la historia conocida muestra una curiosa evolución del significado de morgue.

Hacia la primera mitad del siglo XVI, se usaba para referirse a una 'actitud arrogante, adusta o severa, de ceño fruncido'. En el Trésor de la langue francoyse (1606), de Nicot, faire la morgue 'hacer la morgue' era "presentar una actitud de filosofía triste y severa", pero en 1694, en la primera edición del Diccionario de la Academia Francesa, morgue se define, además, como "entrada de una prisión, donde los detenidos permanecen algún tiempo expuestos, a fin de que los guardias puedan mirarlos fijamente para reconocerlos más tarde".

Casi un siglo después, hacia 1798, el vocablo francés conservaba estos significados, pero incorporaba otro nuevo: "Un lugar donde son expuestos los cuerpos de personas que fueron halladas muertas fuera de su domicilio, a fin de que puedan ser reconocidas".

A partir de 1923, la Morgue de París pasó a ser el Instituto de Medicina Legal. La palabra apareció registrada por primera vez en nuestra lengua en la edición de 1917 del diccionario de José Alemán y Bolufer:
Edificio para depositar y exhibir los cadáveres desconocidos, con el fin de que los reconozcan sus deudos o el público.

"Los miles de personas", no "las miles de personas"

El sustantivo miles es masculino, y por lo tanto el artículo que lo acompaña debe ser masculino para concordar con él: los miles de personas y no las miles de personas.
Sin embargo, es común encontrar errores de concordancia en los medios de comunicación: «Esa es la condición que han puesto este año las miles de personas que han seguido durante este fin de semana de carnaval los actos de esta fiesta», «El tiempo fue al final benigno con las miles de personas que desfilaron».

Ya que el sustantivo miles es masculino, al igual que otros numerales, como centenar, millón..., los artículos que los acompañan deben ir también en género masculino, no en femenino (los miles de personas, unos miles de mujeres, esos milllones de denuncias, y no las miles de personas, unas miles de mujeres, esas millones de denuncias).

"Metro" y "suburbano"

Se cree conveniente advertir que metro y suburbano no son la misma cosa y que, por lo tanto, no es correcto, como aparece en muchas informaciones, usar una y otra indistintamente.

En español, hablando de medios de transporte, metro es un sustantivo que resulta del acortamiento de metropolitano, uno de cuyos significados es 'tren subterráneo o al aire libre que circula por las grandes ciudades'.

En el español de Argentina se utiliza con ese mismo significado la palabra subte (recogida en el Diccionario de la Real Academia Española), resultado del acortamiento de Subterráneos de Buenos Aires.

Por otra parte, suburbano viene de ferrocarril suburbano y su significado es 'el que pone en comunicación el centro de las grandes ciudades con los núcleos populares, industriales, etc., de las afueras'.

Vistas las anteriores definiciones, se avisa a los redactores de noticias para que no usen como sinónimos las palabras metro y suburbano, pues se trata de dos tipos distintos de trenes.


jueves, 6 de octubre de 2011

"meteorología" y "climatología"

Se advierte del uso erróneo de los términos meteorología y climatología para referirse al estado del tiempo en un lugar y momento determinados, especialmente en los espacios dedicados a la previsión del tiempo.

Meteorología es 'la ciencia que trata de los fenómenos atmosféricos' y climatología es 'la ciencia que estudia los climas, es decir, las condiciones atmosféricas habituales en un lugar determinado'. Por lo tanto, si decimos que «hoy llueve en Caracas» estamos refiriéndonos a la meteorología pero si, por el contrario, lo que se afirma es que «en el oriente de Venezuela llueve con frecuencia» nos estamos refiriendo a la climatología propia de esa zona.

En cualquier caso, ninguno de los dos términos es el apropiado para hablar del estado del tiempo atmosférico. En este caso se hablará de condiciones atmosféricas, mal tiempo o buen tiempo: «Las condiciones atmosféricas no serán favorables para emprender esa expedición», «Se espera buen tiempo para el fin de semana» o «El mal tiempo obligó a suspender la carrera de 10 km».

Se recomienda que se eviten los términos meteorología y climatología para hablar del tiempo previsto y sí se empleen condiciones atmosféricas, buen tiempo o mal tiempo.

"las mejor vestidas", y no "las mejores vestidas"

Las palabras mejor y peor se mantienen invariables cuando se corresponden con bien y mal.

Sin embargo, no es raro que estas dos voces se usen incorrectamente en plural, especialmente ante participios, en frases como «Las generaciones actuales son las mejores preparadas» y «La conocida actriz entra en la lista de las peores vestidas gracias a su traje violeta».
En casos como estos, mejor y peor son las formas comparativas de bien y mal, por lo que funcionan como adverbios y en consecuencia no varían en número, de modo que en los ejemplos anteriores lo correcto habría sido «Las generaciones actuales son las mejor preparadas», porque están bien preparadas, y «La conocida actriz entra en la lista de las peor vestidas gracias a su traje violeta», porque iba mal vestida.

Sí es correcto hacer el plural cuando se aplican a nombres como formas comparativas de bueno y malo, como en «Es la candidata que ha mostrado los mejores vestidos hasta ahora», es decir, ha mostrado buenas prendas de vestir

"medirse con", sinónimo de "enfrentarse a"

El verbo medirse solo puede emplearse como sinónimo de enfrentarse, rivalizar o competir cuando va seguido de la preposición con.

Son incorrectas, por tanto, frases como «En las próximas elecciones el PSUV se medirá al PPT» o «El Real Madrid se midió al Barcelona». Lo correcto hubiera sido decir: «En las próximas elecciones el PSUV se medirá con el PPT» o «El Real Madrid se midió con el Barcelona». 

Mientras que el verbo medir puede usarse con varias preposiciones (medir a palmos, medir por metros, medir en hectáreas, etc.), el pronominal medirse, con el significado de enfrentarse, rivalizar o competir, solo admite la preposición con (medirse con el enemigo).

"Mayor"

Se advierte de la utilización errónea del adjetivo mayor en lugar del adverbio más.
La Fundéu ha detectado un uso incorrecto del adjetivo mayor, que significa 'más grande', en vez del adverbio más, que da una idea de exceso, aumento o ampliación.

Resulta habitual leer y oír frases como «el aeropuerto de Madrid continuó siendo el de mayor tráfico» o «Cavaco Silva es el candidato al que las encuestas auguran un mayor apoyo», donde resulta incorrecta la utilización del adjetivo comparativo mayor.

En estos, como en otros casos, se debe utilizar el adverbio más, y así lo correcto sería decir: «el aeropuerto de Madrid continuó siendo el de más tráfico» o «Cavaco Silva es el candidato al que las encuestas le auguran más apoyo».

En conclusión, se advierte del uso incorrecto de mayor cuando se emplea en lugar de más, y precisa que mayor es el adverbio comparativo de grande, y por tanto significa 'más grande'.

Origen de la palabra "Receta"

Hasta hace algunos años los médicos, especialmente los de más edad, solían encabezar sus prescripciones con un enigmático Rp, que pocos legos sabían qué significa. Se trata de la abreviatura de la palabra latina recipe, imperativo del verbo recipere 'tomar', 'recibir'.

Recipe se ha conservado en inglés, pero con el significado de receta... de cocina.

En español, las cosas ocurrieron de manera ligeramente diferente; la palabra se tomó del latín recepta, participio plural neutro de recipere, que significaba 'cosas tomadas para hacer un medicamento'.

En portugués, receita es usado con el sentido de 'receta médica' o 'prescripción' y también como receta de cocina, pero se aplica además a la recaudación del Estado y a la facturación de una empresa. Así, la Oficina de Rentas de Brasil es conocida como Receita Federal.

"Maternal" y "materno"

Si nos atenemos a la definición de estos términos en el Diccionario de la Real Academia Española, el empleo de uno u otro es indiferente, pues de maternal se remite a materno. Sin embargo, en los adjetivos correspondientes al padre sí se distinguen claramente dos sentidos: paterno es 'perteneciente o relativo al padre', mientras que paternal es 'propio del afecto, cariño o solicitud de padre'.

Esta distinción también se ha hecho muy a menudo entre materno y maternal, y es útil tener para madre dos adjetivos con funciones similares a los de padre.

Por ello, en lugar de «un país con baja mortalidad maternal», «los niños infectados debido a la transmisión maternal» o «la lengua maternal» es preferible decir «un país con baja mortalidad materna», «los niños infectados debido a la transmisión materna» y «la lengua materna»; de igual modo, se recomienda reservar la palabra maternal para casos como «los cuidados maternales».

"En manos de" y "a manos de" no significan lo mismo

Las expresiones en manos de y a manos de no pueden emplearse indistintamente. Tal como indica el Diccionario panhispánico de dudas, en manos de significa 'bajo el control o  la responsabilidad de' y a manos de, 'como consecuencia de la agresión de una persona', por lo que se suele utilizar con verbos como morir o sufrir. En otros contextos, también equivale a 'por su causa' o 'por su acción'. 

Sin embargo, en ocasiones los medios de comunicación utilizan frases como: «Una mujer de cuarenta años ha muerto en manos de su pareja»; «Tras una fuerte discusión, la joven de veintinueve años murió en manos de su exmarido», cuando lo correcto hubiera sido: «Una mujer de cuarenta años ha muerto a manos de su pareja» y «Tras una fuerte discusión, la joven de veintinueve años murió a manos de su exmarido».

Origen de la palabra "Talón"

Esta palabra, que designa la 'parte posterior del pie', proviene del latín talonis 'talón', 'tobillo'.

Talón de Aquiles se dice del punto débil de alguna persona, en referencia al héroe griego Aquiles. Hijo del rey de Tesalia Peleo y de la diosa del océano, Tetis, Aquiles fue el héroe principal de la guerra de Troya, según la narración de Homero en La Ilíada. Hay un río en Grecia, el Estigio, cuyas aguas tenían la curiosa propiedad de hacer invulnerable a quien se bañara en ellas. Cuando Aquiles nació, Tetis lo sumergió en sus aguas sosteniéndolo apenas por el talón, que se convirtió así en el único punto vulnerable de su cuerpo. Años más tarde, el héroe griego, 'el de los pies ligeros', murió en la guerra de Troya de la única manera posible: de un flechazo en el talón, dando así origen a la expresión arriba citada.

Además de la expresión talón de Aquiles, el Diccionario de la Academia registra apretar alguien los talones, con el sentido de 'echarse a correr por algún caso imprevisto o con mucha diligencia', y pisarle a alguien los talones por 'seguirlo de cerca'.

"malentendidos", no "malos entendidos" ni "malosentendidos"

Se recuerda que el plural de malentendido no es malos entendidos ni malosentendidos, sino malentendidos.

Leemos en la prensa: «La emisora se pondrá en contacto con la Junta de Extremadura para aclarar los malos entendidos provocados por la campaña de firmas»; «Superados los malosentendidos entre Bolivia y México».

Malentendido es un sustantivo que significa 'mala interpretación, o equivocación en el entendimiento de algo', y su plural es malentendidos.

Se trata de una palabra compuesta cuyo primer elemento es el adverbio mal, y como los adverbios no tienen plural, resulta impropio usar, como plural de malentendido, malosentendidos o malos entendidos (tampoco el plural de malhablado es maloshablados o malos hablados, sino malhablados; ni el de malhechor es maloshechores o malos hechores, sino malhechores).

Se recomienda, por ello, evitar el uso de malosentendidos y malos entendidos como supuestos plurales de malentendido y emplear únicamente malentendidos.

Origen de la palabra "interpretar"

El senador romano Plancus, citado por Cicerón, es uno de los primeros que documentan el empleo en latín de la palabra interpres para denominar al que actuaba como mediador o intermediario, al decir: Utor in hac re interpretibus 'en este asunto me valgo de intermediarios'. Tito Livio, por su parte, utilizaba la expresión interpres pacis para referirse al mediador que negociaba la paz.

Pero hay otras formas de intermediar, no necesariamente entre enemigos sino también entre los dioses y los hombres, como hacían los augures, llamados por Virgilio interpres divum 'intérpretes de los dioses'. O los que hacen de intermediarios entre personas que hablan lenguas diferentes, lo que hoy llamamos 'intérpretes' y también los traductores.

Interpres se formó en latín con la preposición inter (entre) y el sustantivo pretium (precio). Debemos imaginar aquí un negociador que media entre un comprador, que quiere pagar el precio más bajo posible, y un vendedor, que desea obtener por su mercadería la mayor cantidad posible de dinero, buscando llegar a un valor aceptable para ambos. Pretium llegó al latín procedente de la raíz indoeuropea per- que se refería al trueque de mercaderías.

Origen de la palabra "Amoníaco"

Gas incoloro, de olor irritante, soluble en agua, compuesto de tres átomos de hidrógeno y uno de nitrógeno, y también la solución acuosa de este gas al 35 %.

El gas amoníaco tiene diversas aplicaciones en la industria química y se utiliza también en refrigeración, con la ventaja de que, a diferencia del freón, no ataca la capa de ozono de la atmósfera terrestre. Además, su alto contenido de nitrógeno lo hace particularmente útil como fertilizante. 

Pero el uso más antiguo de este gas se vincula a la preparación de una goma resinosa, de olor bastante desagradable, que actuaba como expectorante. Los griegos y romanos conocieron esta resina de uso médico a la que llamaron ammoniakós y amoniacus, respectivamente, debido a que provenía de Libia, donde había un famoso templo erigido en homenaje al dios egipcio Amón.

"Magnificar", uso inadecuado

Se ha observado que en ocasiones se usa incorrectamente el verbo magnificar que significa 'ensalzar, alabar, engrandecer' y también, según recogen algunos diccionarios últimamente, 'hacer que una cosa parezca más grande o grave de lo que es'.

Este verbo se emplea en muchas ocasiones referido a accidentes o catástrofes para decir que están adquiriendo unas dimensiones mayores de lo que se esperaba en principio, pero en estos casos está mal empleado. En lugar de «El accidente se está magnificando» o «Según pasan las horas se magnifica la catástrofe», habría que decir «El accidente está adquiriendo grandes dimensiones» o «Según pasan las horas se agrava la catástrofe». Si hablamos de magnificar, puede darse a entender que se está exagerando su gravedad.

Por ello, se aconseja no utilizar el verbo magnificar cuando lo que se quiere decir es que algo está resultando ser más grave de lo que parecía.

Machu Picchu se escribe con doble ‘c’ en Picchu

La escritura del nombre de la ciudadela inca es Machu Picchu, con doble c en la segunda parte de la denominación. Están apareciendo en los medios formas inapropiadas de escribir el nombre de la ciudadela.

Así, se pueden leer frases como: «El código de Machu Pichu revelado por el investigador Zamir Milla»; «Machu Pichu se ha salvado de entrar en la lista negra de patrimonios en peligro de la Unesco».

Machu Picchu se escribe con doble c en la segunda parte del nombre, de modo que lo apropiado en los ejemplos citados hubiera sido: «El código de Machu Picchu revelado por el investigador Zamir Milla»; «Machu Picchu se ha salvado de entrar en la lista negra de patrimonios en peligro de la Unesco».

Origen de la palabra "Retreta"

Este vocablo llegó a nuestra lengua procedente del francés retraite 'retirada', proveniente, a su vez, del latín retractus, que era el participio pasivo del verbo retrahere 'hacer retirar'. Este verbo se derivaba del verbo trahere 'traer'. 

En la primera edición del Diccionario de la Real Academia (1737), apareció retreta con el significado de 'toque de retirada de los militares', que suena tanto para abandonar el combate —que huir no es cobardía— como para indicar por la noche a los soldados que se recojan al cuartel. 

Más antigua que esta palabra es su pariente retrete, que aparece en nuestra lengua en 1438. Según Corominas, también originada en el latín retractus, proviene del catalán retret, que significó inicialmente en esa lengua española 'retraído' y, más tarde, 'cuarto pequeño e íntimo'.

Origen de la palabra "Escenografía"

En el antiguo teatro griego, los actores interpretaban la obra detrás del coro. El espacio que ocupaban era más ancho que profundo y en su fondo se erguía una pared, skené, decorada con columnas y esculturas, y en la que se abrían entre tres y cinco puertas. 

Con el tiempo, skené, que además significaba 'cobertizo de ramas' o 'choza', pasó a designar no sólo la pared, sino también el escenario, el espacio donde los actores representan la obra.
De skené, junto con graphos 'acto de escribir, describir o dibujar', se formó skenographia, que pasó al latín como scaenographia. Según Aristóteles, Sófocles se convirtió en el primer escenógrafo al usar fondos pintados en sus representaciones teatrales. 

Olvidada en el bajo latín durante varios siglos porque la Iglesia había condenado al teatro, la palabra renació en 1547 en francés, en un texto sobre arquitectura; por la misma época, apareció en italiano como scenografia; en 1673, en español como escenografía, y en el siglo XVIII, en inglés como scenography

Como espacio en el cual los actores representan, la escenografía —ya sea meramente alusiva, como en el teatro griego, o claramente realista, como en la dramaturgia europea de fines del siglo XIX— es siempre una consecuencia directa del texto representado al que está estrechamente vinculada.

"lograr", uso adecuado

La Fundación del Español Urgente explica que para que tenga sentido emplear el verbo lograr, lo conseguido ha de ser un resultado deseado, no lo contrario.

Así, en frases como «Gordon Brown ha logrado una derrota enorme en las elecciones», «La izquierda ha logrado la pérdida de apoyos en Europa» o «Los estudiantes han logrado suspender la mayoría de los exámenes», el uso del verbo lograr es inadecuado y en su lugar debería haberse dicho o escrito «Gordon Brown ha sufrido una derrota enorme en las elecciones», «La izquierda ha perdido apoyos en Europa» y «Los estudiantes han suspendido la mayoría de los exámenes».

Lograr, al igual que otros verbos, como obtener o alcanzar, significa 'conseguir lo que se intenta o desea', por lo que no es coherente emplearlo con resultados que frustran ese deseo, si no es de forma irónica, como en «He logrado suspender en todas las asignaturas».

Se recomienda no emplear el verbo lograr cuando lo conseguido es un resultado contrario de lo que se esperaba.

Origen de la palabra "pre-"

Los prefijos latinos dieron origen a un considerable número de palabras en esa lengua y en castellano. Uno de ellos es prae-, con el significado básico de 'que va antes', adoptado por el español bajo la forma pre-.
 
Aparece en numerosas palabras castellanas, de las cuales veremos aquí algunas:
Preámbulo, en la cual el prefijo se antepone a 'ambular', del latín ambulare 'andar', 'caminar', 'ambular'. El preámbulo es un escrito que se presenta antes de comenzar otra cosa.
Precaución, precaver. Aquí el prefijo prae- se antepone al verbo cavere 'cuidarse', 'tomar precauciones', 'ponerse en guardia' (en este caso, antes de que ocurra algo).
Precipitar. El prefijo prae- se antepone a caput, capitis 'cabeza' para formar praeceps, propiamente 'que cae cabeza abajo', 'que se precipita', 'que es arrastrado rápidamente hacia abajo'. El historiador Ammiano Marcelino decía praeceps in exilium acti con el sentido de 'obligados a partir precipitadamente al exilio'. En praeceps, así como en precipitar, la a de caput cambió a i por el proceso llamado apofonía, muy común en latín.
Precursor. Palabra formada en latín con prae- y el verbo currere 'correr', praecursor significaba 'el que va delante', 'el que precede'. Tito Livio llamó praecursor al explorador que iba antes de una expedición militar y también al espía que traía informaciones sobre el enemigo. En nuestra lengua tiene el sentido de 'el que viene antes para anunciar la llegada y preparar el terreno para otro que vendrá después'.

Prefacio. Del latín praefatio, es lo que se dice 'antes', formado con prae- y el verbo fari 'hablar'. Tenía el sentido de 'lo que se dice antes de los hechos', el preámbulo o las consideraciones previas de un decreto. Sin embargo, praefatio tuvo inicialmente el sentido de 'fallar al comienzo de algo'.

Preliminar. Lo que está antes del limen, liminis 'puerta de entrada' o sea, 'lo que precede aquello que interesa', 'lo que está antes de lo principal'.
Preludio. En este caso, prae- se antepone a ludus 'juego' con el sentido de 'ensayar, prepararse, ejercitarse para alguna cosa'.

Prematuro. Proviene de praematurus, palabra formada por el prefijo prae- antepuesto a maturus 'maduro'. Es, pues, aquello que todavía no está maduro. Plinio decía praematurum existimatur con el sentido de 'se considera que todavía es demasiado temprano'.

Preponderante. Aquí, el prefijo prae- se antepone al verbo ponderare 'pesar', con el sentido de 'pesar más'. El que pesa más, el más importante, es el que prepondera. (V. presidente).

Premonitorio se forma con el verbo monere 'advertir antes de que ocurra'. (V. moneda).

"lo que es", construcción innecesaria

Se recuerda que es innecesaria la construcción "lo que es" en las frases en las que su uso no modifica el significado.

A menudo, los medios de comunicación, tanto escritos como orales, utilizan la construcción coloquial lo que es en frases como «El área técnica está trabajando en lo que son los proyectos ejecutivos» o «Colaborar con lo que es los contenidos de la radio» (en la que ni siquiera hay concordancia).

En los ejemplos anteriores lo adecuado habría sido eliminar esta construcción porque no modifica en absoluto su significado: «El área técnica está trabajando en los proyectos ejecutivos» o «Colaborar con los contenidos de la radio».

La intención enfatizadora que parece subyacer a este uso se podría expresar, según el caso, con formas como en concreto, concretamente, específicamente, específico, en particular: «El área técnica está trabajando concretamente en los proyectos ejecutivos» o «Colaborar en particular con los contenidos de la radio».

Asimismo, se recuerda que esta secuencia de palabras aparece en innumerables contextos de forma correcta: «Cómo explicar lo que es Twitter a quien no lo conoce», «Es más compleja y, lo que es más importante, está muy bien organizada» o «Me enseñó lo que es la amistad».

miércoles, 5 de octubre de 2011

"junto a", "junto con"

Se recuerda que junto a no equivale a junto con.

Se advierte el uso extendido de la locución junto a en un sentido para el que lo apropiado es emplear junto con en frases como, por ejemplo, «El ayuntamiento, junto a diversas organizaciones empresariales, impulsará la iniciativa» o «Presentó las líneas maestras del proyecto junto a todas las críticas que ha recibido».

El Diccionario de la RAE define así estas dos locuciones:
- junto a: 'Cerca de'.
- junto con: 'En compañía de', 'en colaboración con'.

Junto a, tiene, por lo tanto, un sentido de proximidad (física, intelectual o afectiva), y no debe emplearse para significar colaboración o compañía, en cuyo caso la locución adecuada es junto con.

La Fundéu recomienda que se utilice junto con en los casos en que el sentido sea compañía o colaboración («El ayuntamiento, junto con diversas organizaciones empresariales, impulsará la iniciativa» o «Presentó las líneas maestras del proyecto junto con todas las críticas que ha recibido») y se reserve junto a para expresar cercanía («El camión estacionó junto a la puerta»; «Se situó junto a los socialistas en materia urbanística»).

"instalar", uso y abuso

La Fundación del Español Urgente considera innecesario el uso del verbo instalar referido a algo que no es material sino abstracto, como son los sentimientos, conceptos e ideas.

Este verbo aparece frecuentemente en los medios de comunicación, sobre todo en los audiovisuales, y aunque puede usarse en sentido metafórico se recomienda no abusar de él y utilizar otros como haber, estar, causar, mostrarse, encontrarse, según el contexto.

El verbo instalar debe usarse cuando se coloca en el lugar debido a alguien o algo, cuando se establece la residencia en un sitio o cuando se ponen en un lugar los servicios que se han de utilizar pero no en frases como estas: «La actuación de los bomberos ha dado lugar a que la indignación se haya instalado entre los habitantes de Egipto»; «Después de tantos robos, se instala el temor entre los vecinos de esa barriada».

En estos casos debió decirse sencillamente «La actuación de los bomberos ha causado indignación entre los habitantes de Egipto» o «Los habitantes de Egipto están indignados ante la actuación de los bomberos»; «Después de tantos robos, existe temor entre los vecinos de esa barriada» o «Después de tantos robos los vecinos de Egipto tienen miedo».

"insistir que", construcción incorrecta

Se advierte sobre el uso de la construcción incorrecta insistir que.

En los medios de comunicación se pueden leer u oír ejemplos como «Ahmadineyad insiste que Irán cumple las reglas de la OIEA», «Rusia insiste que entrará en la OMC con Bielorrusia y Kazajistán» o «Miley Cyrus insiste que no colaborará con los Jonas Brothers».

El verbo insistir es intransitivo, por lo que no puede tener complemento directo. Con este verbo, aquello en lo que se hace hincapié o en lo que se persiste debe expresarse precedido de la preposición en, por lo que en los ejemplos anteriores lo correcto habría sido: «Ahmadineyad insiste en que Irán cumple las reglas de la OIEA», «Rusia insiste en que entrará en la OMC con Bielorrusia y Kazajistán» o «Miley Cyrus insiste en que no colaborará con los Jonas Brothers».

Por ello se recomienda evitar el queísmo insistir que y sustituirlo por la construcción correcta insistir en que.

"inmolarse"

Se recomienda que no se emplee el verbo inmolarse para referirse a la acción suicida de un terrorista que busca originar una matanza.

Los principales diccionarios de español definen el verbo inmolar como 'Dar la vida, la hacienda, el reposo, etc., en provecho u honor de alguien o algo', 'Sacrificarse o dar la vida, generalmente por una causa o por una persona' o 'Dar la vida o sacrificarse por un ideal, por una causa o por el bien de otras personas'.

Todas estas definiciones reflejan una acción individual que, en ningún caso, conlleva, provocar daño o dolor a terceros, por lo que resulta incorrecto usar el verbo inmolarse para referirse a las actuaciones de los terroristas suicidas que, con su acción de quitarse la vida, persiguen la muerte de otras personas y atemorizar a la población.

La Fundéu, que trabaja con el asesoramiento de la Real Academia Española, recomienda que cuando se informe de las acciones provocadas por terroristas suicidas se evite el uso de inmolarse o inmolación y, en su lugar, se hable de suicidarse o acción suicida o acción terrorista.

"inmiscuirse" no es lo mismo que "involucrarse"

La Fundación del Español Urgente recuerda que involucrarse es comprometerse en un asunto, y que no debe confundirse con inmiscuirse, que significa tomar parte en algo cuando no hay razón o autoridad para ello.

Sin embargo, se ha observado que en algunas noticias se confunde inmiscuirse con involucrarse: «Abrieron un correo electrónico para recibir propuestas de jóvenes que estuvieran interesados en inmiscuirse en la vida social, cultural o económica de la ciudad»; «Los jóvenes cada vez son más agresivos y tienden a inmiscuirse en tribus urbanas».

Se señala, que lo correcto en los ejemplos anteriores hubiera sido usar el verbo involucrarse, de modo que debería haberse escrito: «Los jóvenes que estuvieran interesados en involucrarse en la vida social, cultural o económica de la ciudad»; «Los jóvenes cada vez son más agresivos y tienden a involucrarse en tribus urbanas».

"inmerso"

Se advierte del uso abusivo del adjetivo inmerso. No se trata de un uso incorrecto, pues siempre que aparece en los medios de comunicación está en contextos apropiados, sino de su repetición exagerada, hasta tal punto que se olvidan otras formas de expresar la misma idea:

«El presidente Bush se encuentra desde hace unas semanas inmerso en recabar información...»
«El Gobierno británico, añade el ministro, se encuentra inmerso en consultas con la UE...»
«El informe advierte de que Musharraf, inmerso en una grave crisis política desde hace meses...»
«Descongestionar ambos puertos, inmersos en la Operación Paso del Estrecho...»

La Fundación del Español Urgente aconseja que, además de la expresión estar inmerso en, se usen también otras de parecido significado, como: estar sumido en, estar dedicado a, dedicarse a, estar metido en, estar entregado a, estar implicado en, etcétera.

martes, 4 de octubre de 2011

Inglaterra, Reino Unido y Gran Bretaña no son lo mismo

No deben usarse como sinónimos Inglaterra, Reino Unido y Gran Bretaña pues los tres nombres responden a realidades geográficas diferentes.

Reino Unido. Nombre abreviado del Estado europeo formado por Escocia, Gales, Inglaterra e Irlanda del Norte, cuyo nombre oficial completo es Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte. Su gentilicio es británico, que también lo es del territorio específico de Gran Bretaña: «Los laboristas del primer ministro británico,  subieron once puntos en relación con otra encuesta publicada hace una semana»

Gran Bretaña. Nombre de la isla europea que comprende los territorios de Inglaterra, Gales y Escocia: «Dejando a un lado las grandes islas de Gran Bretaña e Irlanda [...], los territorios insulares destacan por su escaso nivel de renta» . Dado que su territorio abarca la mayor parte del Reino Unido, suele utilizarse frecuentemente como nombre alternativo de este país: «Hágase acompañar de los representantes de Estados Unidos y Gran Bretaña». Aunque en la actualidad aparece preferentemente sin artículo, su uso con artículo es tradicional e igualmente correcto: «El ministro de la Gran Bretaña había sobrevivido a la odisea con un estoicismo ejemplar»


"ingerir" e "injerir"

Se ha observado que los términos ingerir e injerir se usan como sinónimos aunque sus significados no coinciden.

De idéntica pronunciación y distinta ortografía, y derivados de verbos latinos distintos (ingerere e inserere), los términos ingerir e injerir son, en consecuencia, diferentes y sus respectivos significados son distintos.

El Diccionario de la lengua española de la Real Academia señala que ingerir es un verbo transitivo que significa 'introducir por la boca la comida, las bebida o los medicamentos'. Este mismo diccionario indica que injerir es un verbo transitivo, que significa 'injertar plantas', 'meter una cosa en otra', 'introducir en un escrito una palabra, nota o texto' y, como pronominal, 'entremeterse, introducirse en una dependencia o negocio'.

Por ello, se recuerda que injerir e ingerir son palabras con significados distintos que no deben confundirse.